jueves, 19 de agosto de 2021

DARON ACEMOGLU: POR QUÉ LA DEMOCRACIA ES DIFÍCIL DE MANTENER EN LA ARGENTINA

El profesor del MIT dijo que el país, al igual que Brasil, corre el riesgo de haberse enfocado demasiado en los recursos naturales, porque eso profundiza el conflicto distributivo

19 de agosto de 2021. Sofía Diamante. LA NACION

El economista Daron Acemoglu, autor del libro Por qué fracasan los países, hace un llamado de atención sobre la poca regulación que tiene el avance tecnológico. En particular, advierte sobre el ritmo de la automatización y su impacto en el empleo y la desigualdad, y señala que esta inequidad tiene a su vez un efecto directo sobre la estabilidad de las instituciones democráticas.

El profesor del Massachusetts Institute of Technology (MIT) acaba de publicar su último libro El Pasillo Estrecho: Estados, Sociedades y Cómo alcanzar la Libertad, escrito junto con el economista James Robinson (trabajaron juntos en el primer libro también), en donde concluyen que la sociedad se vuelve más fuerte a medida que el Estado asume más responsabilidades.

¿Cómo llegan a esta reflexión? En primer lugar, Acemoglu explica que, desde 1990, si bien creció la producción de bienes y servicios, los salarios se estancaron y en algunos sectores cayeron los puestos de trabajo. “En los últimos años, los trabajos y salarios del grupo demográfico con menor grado educativo crecieron muy poco o bajaron. Esto genera inequidad y las consecuencias sociales son bastante obvias, está relacionado con la falta de paz social y el reclamo a las instituciones e incluso a la democracia”, dice el economista turco, en el seminario internacional organizado por el “Boletín Informativo” de Techint.

Acemoglu indica que la automatización es uno de los principales factores que generó el incremento de la desigualdad, ya que se asocia con la desaparición de los trabajos de la clase media. “Tendemos a pensar la tecnología como una cuestión monolítica, que incrementa la productividad. En mi investigación me centré en la dirección de crecimiento tecnológico en la economía mundial”, cuenta.

Según explica, en un primer momento, el avance de la tecnología puede generar una recuperación de algunas funciones de los trabajadores. “Es un período de prosperidad. Hay un desplazamiento del trabajo por la tecnología, pero hay un efecto de contrapeso, porque la automatización se acelera, pero, al mismo tiempo, hay otras tecnologías que se desaceleraron”, dice.

Sin embargo, advierte que se ve un patrón donde el balance de la tecnología está desbalanceándose para promover la automatización. “Hay sectores que no ven de manera transparente este cambio. Los robots son el ejemplo por excelencia del reemplazo de tareas que antes realizaban los trabajadores, como la línea de ensamblaje. Si hablamos de los robots que mejoran la productividad, tenemos que verlo en términos de la perspectiva de los trabajadores. Mientras más robots se introducen en el centro de Estados Unidos, más se ve el declive de los trabajadores”, señala.

El profesor del MIT dice, por lo tanto, que hay un prejuicio frente a la automatización, pero no es una ruta que esté predeterminada. “Vivimos en un mundo globalizado y tenemos que competir con otros proveedores por el menor costo. Eso significa que el recorte de gastos es una gran preocupación para las empresas y la automatización se ve como una posibilidad para lograrlo. Las grandes empresas tecnológicas gastan más de dos tercios de sus fondos en inteligencia artificial. Además, tienen incentivos fiscales para hacerlo, ya que los impuestos al trabajo en Estados Unidos son de alrededor del 25%, mientras que se grava con menos de 10% la inversión en tecnología. El gobierno, de forma efectiva, les da un subsidio de casi 20% a las empresas cuando utilizan software para reemplazar a los empleados y seguir produciendo”, dice de manera cruda.

A su vez, señala que es necesario regular la tecnología, pero dice que los legisladores de los países desarrollados legislan sobre inteligencia artificial sin tener en cuenta a los países en desarrollo. “Yo en algunas cosas soy pro libre mercado, pero la tecnología no cumple los requisitos, porque está sujeto a muchas influencias y está determinada por el poder que tienen las empresas para hacerse oír. La regulación de la tecnología es algo a lo que debemos prestarle más atención”, recomienda.

“Durante las próximas décadas vamos a ver un cambio muy importante de este paradigma porque hay un desafío demográfico, que es que todas las poblaciones están envejeciendo. Para los países como Japón y Corea del Sur, que tienen mucha de su población envejecida, la relación con la tecnología fue positiva. La tecnología respondió al envejecimiento con la automatización. Cuanto más viejo se torna un país, más robots adopta. Es positivo cuando la automatización se hace de manera equilibrada en función de las demandas de las poblaciones”, explica.

Sin embargo, enfatiza: “Necesitamos tener una regulación de la tecnología que sea más holística. ¿A quién debe beneficiar la tecnología? La regulación de la tecnología debería ser la piedra angular de nuestras instituciones. Necesitamos un nuevo tipo de Estado de bienestar, donde se fortalezca la red de seguridad social”.

La democracia en crisis

Acemoglu indica que, desde 2006, cada vez más países abandonaron la democracia o vieron deteriorada su calidad democrática. “Esto es muy preocupante y la pandemia aceleró este proceso, desató las insinuaciones autoritarias de muchos líderes y erosionó la confianza en muchos países democráticos”, dice.

Por eso, el economista señala la importancia de lograr un equilibrio entre el Estado y la sociedad. “Cuando hay un Estado muy fuerte, suceden dictaduras como la de China. Cuando hay una disrupción del otro sentido, hay un colapso de las instituciones del Estado. Cuando se logra este equilibrio, tenemos una dinámica completamente distinta, ambos se fortalecen. Por eso la sociedad se debe involucrar más en la política, para saber qué y cómo se está regulando, y no tenemos que temer a la intervención del Estado si esta se vuelve necesario”, indica.

Finalmente, acerca de América Latina, asegura que, si bien no tiene nada de malo que las economías vivan de los recursos naturales, esto puede hacer profundizar los conflictos distributivos y generar más malestar social. “Vivir de los recursos naturales puede ser una fuente de ingresos magnífica cuando hay una estructura balanceada de la economía. Australia y Nueva Zelanda son exportadores de recursos naturales, pero también exportan bienes industriales. La Argentina y Brasil corren el riesgo de haberse enfocado demasiado en los recursos naturales. Esto profundiza el conflicto distributivo, en lugar de agrandar la torta invirtiendo y exportando los frutos del capital humano”, señala.

“La distribución de ingresos es bastante desigual y esto profundiza los conflictos sociales y políticos. Las democracias resultan más difíciles de mantener en los países que dependen de los recursos naturales. La Argentina es un gran ejemplo”, concluyó.

Sofía Diamante

martes, 17 de agosto de 2021

ANDRES BORENSTEIN: "EL ESTADO DEBE SER MÁS COMPETENTE Y NO EL BOTIN DE GUERRA DE LA POLÍTICA"

Es licenciado en Economía por la UBA y tiene una maestría en Finanzas por la UTDT; es economista asociado en Econviews y docente universitario en la UBA y la UTDT; se desempeñó como economista jefe en BTG Pactual y como economista para Sudamérica en la embajada británica; conduce el podcast La Economía en 3 minutos.

15 de agosto de 2021. Esteban Lafuente. LA NACION

 “Hay que hacer que el Estado sea más competente”, afirma Andrés Borenstein, economista asociado de la consultora Econviews, quien advierte sobre la baja calidad de bienes públicos, como la salud o la educación estatal, que lleva a los hogares con mayores recursos a destinar parte de sus ingresos a la medicina prepaga o a los colegios privados. En diálogo con LA NACION, el economista habló sobre el deterioro en la formación de los trabajadores y la pérdida de capital humano, señaló que la falta de inversión es la cuestión clave para explicar el estancamiento y pronosticó que este año la economía, incentivada por el consumo y la reapertura de actividades, tendría un repunte de más del 7%.

–¿Qué expectativas tiene para este año?

–Claramente va a haber una recuperación, a menos que la variante Delta del coronavirus tenga un impacto negativo. Creemos que la economía va a crecer un 7% o incluso un poco más, cerca de 7,5%, en parte por el efecto de arrastre estadístico y en parte porque el Gobierno va a poner plata en el bolsillo de la gente. Además, se van a abrir actividades que estaban cerradas. Con los recientes anuncios vuelven un montón de servicios: vuelve la gente a la cancha, vuelven los cines, los restaurantes tendrán más personas; también hay que ver si se reactiva el turismo extranjero. Con eso la economía se recupera, pero obviamente no es robusta, porque tenemos muchos problemas. Estará incentivada por el consumo, pero poco va a venir por el lado de la inversión y de las exportaciones. Veo algo en construcción, pero tampoco es masivo; se termina lo empezado, pero no está claro que haya nuevas obras, y los precios de las propiedades vienen cayendo. Es una recuperación buena, pero nada espectacular si lo comparás con otros países de la región: casi todos recuperan lo perdido este año salvo Perú, México y Argentina.

–¿Por qué se da eso?

–Porque tuvimos una caída muy profunda, pero no tenemos nada de inversión, y es muy difícil crecer sin inversión. No entra plata financiera ni en la economía real. La tasa internacional es muy barata, pero el sistema regulatorio y político en la Argentina está trabado y con una credibilidad muy baja. Por eso los bonos rinden más del 20% pese a que no tenemos prácticamente pagos hasta 2025. La contracara de la desesperanza de la clase media es que es difícil de convencer a alguien de que entierre capital en el país.

–¿Qué condiciones faltan para que crezca la inversión?

–Un tema es el nivel de discrecionalidad en la economía. La pobreza institucional es el principal factor; se agravó en los últimos años, pero es estructural. Y está el cepo, no te dejan pagar deuda documentada, se fuerzan reestructuraciones en el sector privado, hay que hacer un amparo para que te dejen importar, se nacionaliza la hidrovía. Son cosas que no ayudan en el clima de negocios. El campo, que es el sector más productivo, es en buena medida ninguneado, con impuestos muy altos, con prohibición de exportaciones, con una visión de hace 100 años desde la cual se piensa que no se exporta valor agregado, y eso es falso. Muchos políticos piensan que la economía es del lado de la demanda: pongo plata para el consumo y así la actividad crece. Pero es una verdad a medias, porque a largo plazo no podés crecer así. Hace falta la oferta: que los argentinos produzcamos más bienes y servicios para que algunos se consuman internamente y otros se exporten. Necesitamos hacer a la Argentina atractiva para la inversión.

–¿Y en cuanto al trabajo? ¿Cómo observa el impacto del deterioro educativo y de la pandemia sobre el capital humano?

–Es algo muy preocupante. Cuando se mira el trabajo, se mira la demografía para ver si hay gente o no, pero luego está el capital humano ajustado por lo que sabe hacer. Y veo un deterioro muy grande. La pandemia fue la frutilla del postre, porque hizo que más chicos dejaran el colegio. Es paradójico, porque se habla de muchos unicornios en la Argentina, y parecería que tenemos un 5% de jóvenes que sabe programar, habla inglés, tiene posgrados y está para las grandes ligas. Y el problema es todo el resto. Lo que vi en esta pandemia es que el que tiene plata se hace ciudadano uruguayo y se va, y los chicos de veintipico, con ciudadanía o consiguiendo contrato, se van. Y el capital humano que se va no es el que probó todo y no consigue nada, se va gente con formación universitaria y experiencia laboral valiosa.

–¿Qué sectores o rubros tienen espacio para el crecimiento?

–Hay capacidad en toda la cadena de valor agroexportadora. Hay mucho potencial en Vaca Muerta; el sector del litio puede ser interesante, porque puede generar US$1000 y US$1500 millones, que es algo que no cambia la macro argentina, pero es relevante. Hay áreas de la industria que son competitivas a nivel global, hay más para hacer en el mundo de la pesca y un montón en los servicios de valor agregado, pero con un cepo es todo más difícil.

–¿Qué efectos tiene el cepo?

–Básicamente es un impuesto a la exportación, entre otras cosas. No coincido con los colegas o con el Gobierno cuando hablan de la restricción externa y esa idea de que faltan dólares. Faltan al precio que vos querés. Por supuesto que tenemos pocas reservas y es un gran problema. Y si sube el dólar, tienen que bajar los salarios un poco más y a nadie le gusta, pero al mismo tiempo necesitás emplear más gente. Hoy tenés 42% de pobreza y los planes sociales son casi imprescindibles, pero el objetivo en un país no debería ser planes para siempre, sino un auxilio a las familias que la pasan mal. Estoy contento de que los impuestos financien eso, pero tiene que tener un plan de salida.

–Hablaba del dólar, ¿cómo ve esa variable hoy?

–El tipo de cambio está puesto tozudamente en $97. El promedio histórico, de 1991 a 2021, te da $94, y si mirás el promedio de julio es $96. Entonces, cualquiera que mire eso te diría que está bien, pero citando una frase que no es mía: “En el promedio se ahogan los petisos”. El punto es que la situación social y política de Argentina no es igual al promedio histórico: antes no teníamos 42% de pobres, desempleo de doble dígito, 11 años con PBI estancado, 15 años de inflación y últimos ocho con índices altos. Hoy el promedio es engañoso. En este momento, un dólar más depreciado va a ser una necesidad por algunos años, hasta que transicionemos a una economía más sólida. Es un ‘ayudín’ doméstico, con la soja a US$500 y la tasa internacional baja.

–¿Y se puede resolver el cepo en el corto plazo?

–Se puede. Hay dos formas. Una es como se hizo con Macri, con credibilidad, sabiendo que se viene una devaluación. Esa vez el dólar pasó de $9,50 a $15 y después bajó un poco, porque había credibilidad. Esa solución hoy no existe. Entonces hay que buscar un plan B, que es el plan con el FMI que viene en el primer trimestre de 2022. Tendremos el pedido de ir saliendo gradualmente del cepo y, a la vez, aumentar las reservas internacionales netas, que van a llegar a las elecciones con la lengua afuera. Y cuando se mira eso, la ecuación cierra con un tipo de cambio más depreciado en términos reales. El Gobierno tiene el fetichismo de querer manejar el tipo de cambio, pero controla el nominal y el que importa es el real, y ese no se puede manejar, porque la inflación no se contiene por decreto o con un cepo. Creo que por un tiempo hay que pagar el precio de tener salarios más bajos para poder normalizar la economía. No quiero bajar los salarios de largo plazo, quiero subirlos, pero primero hay que normalizar la economía y que más gente tenga trabajo. Hay que pensar cómo va a crecer la economía a largo plazo y para eso tenemos que pensar consensos.

–¿Y cuáles son?

–La economía argentina se tiene que abrir. Eso no quiere decir que hay que abrir y dejar un tendal de heridos ‘a la Martínez de Hoz’, porque se puede discutir excepciones que por alguna razón estratégica lleven más tiempo que otros. Podés pensar en hacerlo gradualmente y no de hoy para mañana, pero el modelo de cerrar se probó que no funciona. Un segundo punto es el sistema impositivo, que es una calamidad. Hay que salir del modelo de Ingresos Brutos y el Sircreb, que son un atentado a la inversión, y repensar el federalismo fiscal que no funciona. La coparticipación es un engendro y la Constitución del 94 nos hizo tirar la llave al río. Hoy recaudás 40 puntos del PBI de impuestos entre Nación, provincias y municipios, pero tenés servicios públicos de baja categoría. No es la discusión de Estado chico o grande: lo que quiero es uno eficiente. Si recaudamos 40 puntos, tengamos infraestructura, salud, ciencia y tecnología de primer nivel. Hay que hacer que el Estado sea más competente, y no el botín de guerra de la política, que pague bien y sea meritocrático.

–¿Por dónde pasan esas transformaciones?

–Es un proceso de muchos años de deterioro, que a nivel provincial tiende a empeorar. Tengamos el gasto público alto, pero que las escuelas tengan internet. Lo que vimos en la pandemia es que la diferencia entre la educación privada y la pública fue gigante. Si las escuelas no tienen presupuesto, ¿en qué se gastan los 40 puntos del PBI? Hay una muy mala calidad de bienes públicos, que hacen que para la clase media sea imperioso tener medicina prepaga, seguridad en el edificio o educación privada. Y otro punto son las regulaciones: se dio marcha atrás con las SAS (sociedad por acciones simplificada), por ejemplo. Hacer negocios en la Argentina es difícil. Y hay que hacer algo con el mercado de trabajo. Modernizarlo, eliminar la industria del juicio y sumar un modelo de indemnizaciones a la brasileña, parecido a lo que tiene el sector de la construcción.

–¿Cómo ve la inflación en lo que queda de 2021 y en 2022?

–No hay motivos para esperar que baje, y si lo hace será marginal. Para lo que resta de este año puede hacerlo en el margen, pero falta credibilidad. La inflación es hija de las expectativas. Influyen también factores como el dólar. Si el tipo de cambio sube 1% mensualmente y la inflación está en alrededor del 3%, hay un tema de expectativas, donde el que vende no sabe si repone, no sabe si va a poder reponer y, por las dudas, sube el precio. Para 2022 hay dos cuestiones importantes. Una es que cuando se haga el programa con el FMI y haya que avanzar con un plan fiscal, habrá que ajustar las tarifas, que quedaron muy desfasadas y hoy el 70% del costo lo paga el Estado. Eso no se sostiene. Además, hay que ir levantando el cepo y acumular reservas; la solución es una devaluación grande. Pensamos en una devaluación nominal del 60% punta a punta en 2022, y con eso no podés tener algo menos de 45% de inflación. Y frenar la inflación moderada es difícil. Mi impresión es que el acuerdo con el FMI va a pedir un sendero de reducción del déficit y que a mediano plazo el Banco Central no le pueda dar un peso de ayuda al Tesoro. Si la emisión monetaria es cada vez menor, eso debería ayudar a mejorar la credibilidad y fortalecer la demanda del peso, y eso ayudará a ir reduciendo la inflación. Pero si no tenemos ownership del Gobierno, ese acuerdo va a ser una solución masomenista.

-Mencionó al gobierno de Macri. ¿En qué falló?

-Hubo errores, una herencia muy grande y mala suerte. Creo que el primer error fue no diagnosticar bien la herencia, que era peor de lo que pensaban. El segundo fue que probablemente creyeron que tenían más poder del que tenían, en términos de seducir a los mercados: que el financiero les iba a dar más changüí y que en la economía real, tanto argentinos como las multinacionales iban a invertir más porque estaban ellos y eran “buenos”. Esa soberbia jugó. Después, hubo errores en el armado político, como en el manejo de la reforma previsional. No soy de los que critica el gradualismo, porque Macri no tenía los votos en las cámaras legislativas, y la campaña de Scioli fue muy efectiva en términos de definir a Macri como el cuco que iba a destruir el Estado, y lo obligó a sobreactuar, pero hubo cuestiones políticas que salieron mal. Y creo que el 28D fue un error, sobre todo en la forma. Ahí se equivocaron.

Esteban Lafuente

sábado, 5 de junio de 2021

EL DATO QUE DEJA AL DESCUBIERTO CÓMO SE EMPOVRECIÓ LA ARGENTINA EN LOS ÚLTIMOS 40 AÑOS

En 1980 el Producto Bruto del país triplicaba el promedio mundial. Actualmente, está un 20% por debajo del mismo. Las razones y los efectos de ese mal desempeño económico.

Por Melina Manfredi. 03 de Junio 2021

Desde 1980 hasta la fecha, la Argentina atravesó sucesivas crisis económicas y financieras, devaluó varias veces, multiplicó la inflación y anotó varios eventos de default de su deuda. Uno de tantos indicadores que expresan ese deterioro en la macroeconomía local es la caída del PBI per cápita. Este indicador expresa la relación entre todos los productos y servicios que se generan en una economía durante un año y la cantidad de habitantes en el país. Es una de las medidas económicas que se utilizan para calcular la riqueza de una economía.

Según datos del FMI, en 1980 el PBI per cápita de la Argentina era de alrededor de US$8.000 por habitante. Esa cifra era más de tres veces el PBI per cápita mundial, que estaba levemente debajo de los US$2.500 por persona. En la actualidad, el Producto per cápita local está en US$8.500 por persona pero el indicador global subió a US$10.800, así, el PBI argentino quedó un 21% por debajo del indicador global. Según los analistas, este dato expresa el empobrecimiento que sufrió la Argentina en los últimos 40 años.

“Argentina creció mucho menos el mundo. Ese crecimiento es inferior porque el país creció en un promedio de 1,4% mientras el mundo lo hizo a un promedio de 2,7%. Encima, la población argentina aumentó menos que el promedio mundial. Eso nos debería jugar a favor pero, como es tan bajo el crecimiento, igualmente perdemos participación en el PBI mundial”, explicó Fernando Marengo, socio y economista jefe de Arriazu Macroanalistas. Y añadió: ““Económicamente, de las últimas cuatro décadas, perdimos dos. Hubo 20 años con tasa de crecimiento promedio anual negativa. Esto ocurre porque Argentina es una economía hiper volátil”.

“La Argentina está estancada en términos de crecimiento. Prácticamente tiene el mismo PIB per cápita que a mediados de los ’70, mientras que otros países, como los asiáticos, pero también Perú o Chile, crecieron por bien por encima. Salvo Brasil, que crece como Argentina o un poco mas, y Venezuela, que tuvo una destrucción violenta del Producto, la Argentina perdió el tren. Está en el podio de los países con más recesiones”, completó Marina Dal Poggetto, directora ejecutiva de Eco Go.

A su turno, Lorenzo Sigaut Gravina, economista de Equilibra, apuntó que el PBI per cápita, medido en dólares, depende del tipo de cambio al que se calcule. En ese sentido, expresó que en un país con tantos períodos de múltiples cotizaciones como la Argentina, el indicador puede parecer más benévolo en momentos de dólar atrasado y mostrarse más exiguo en tiempos de tipo de cambio más competitivo. Si bien sostuvo que prefiere usar otros indicadores, concedió: “Lo cierto es que, más allá de cómo se mida, la Argentina ha tenido una performance relativa peor que la del resto del mundo”.

En cuanto a las razones de ese bajo crecimiento, Sigaut Gravina enumeró varios factores. Entre ellos, la falta de confianza, la dificultad de refugiar valor en el país y también los problemas que plantea que el sector privado ahorre en dólares, ya que eso deja poco espacio para la inversión productiva. “Hay una falta de visión de largo plazo en las políticas públicas”, resumió.

El efecto cotidiano

Los fríos números de la economía tienen una incidencia clara en el día a día de la población. “El PBI en dólares crece 1,4% por año y, como hay inflación en dólares, el poder de compra del país está cayendo. Y el dato más claro que resulta de todo esto es tener un 50% de la población en la pobreza. Esto es resultado de tener 40 años de política económica absolutamente incierta. Además, todos estos episodios (que en economía se conocen como “stop and go”) generan una volatilidad muy nefasta para la inversión. Salvo en la década del ’90, no hubo incremento en el stock de capital y eso limita la posibilidad de crecer a futuro”, señala Marengo.

“Además, la Argentina suma otros problemas que el resto de los países no tienen, como la inflación. La pobreza creció muchísimo desde mediados de los ‘70, cuando alcanzaba a un 4% o 5% de la población. Claro que 2020 fue un año particularmente crítico pero es cierto que la economía crece poco. La realidad es que tenemos como un estado de bienestar falso, que no es sostenible ni financiable, entonces se genera inflación y los ahorros se van al exterior porque no hay instrumentos locales para ahorrar en el país”, explicó Dal Poggetto, quien sostuvo que la salida a esta situación crítica debe empezar por la generación de consensos básicos.

“La pobreza es una consecuencia del mal desempeño de la economía argentina. A mediados de los ’70 había poco desempleo y baja pobreza. Hoy, hay mucha pobreza y bastante desempleo. Son fenómenos que están interrelacionados ya que muchas personas quedaron excluidas y la única forma de sostenerlos es con políticas de gasto social. En realidad, es necesario incluirlos para no entrar en un círculo vicioso”, planteó Sigaut Gravina. En ese sentido, propuso que es necesario que haya acumulación de capital, no solo económico sino también humano (basado en la capacitación) para que eso se traduzca en inversiones productivas que incluyan a esos sectores de la sociedad a través del trabajo y generen crecimiento en la economía.

Finalmente, Marengo calculó que, para salir de la pobreza, el PBI anual per cápita debería triplicarse desde el 1,4% que promedió en los últimos 40 años a la zona de 4,5%. “Eso demanda inversión para apuntalar la oferta y, para financiar esa inversión, se necesita un mercado de capitales doméstico. El fortalecimiento de este último depende de la baja de la inflación, la reducción del déficit fiscal y la emisión monetaria y de acotar la volatilidad del tipo de cambio”, indicó.

domingo, 30 de mayo de 2021

ECONOMÍA E IMPACTO AMBIENTAL: QUÉ TIPO DE CONSUMIDORES SOMOS?

 ECONOMÍA E IMPACTO AMBIENTAL: QUÉ TIPO DE CONSUMIDORES SOMOS?


https://www.lanacion.com.ar/economia/economia-e-impacto-ambiental-que-tipo-de-consumidores-somos-nid30052021/

jueves, 27 de mayo de 2021

CISNE NEGRO O REY DRAGÓN? SE PUEDEN PREVENIR LOS CISNES NEGROS?

Cisne Negro o Rey Dragón: ¿Se pudo evitar la guerra económica?                                                              Por: Bernardo Ancidey. 08/02/2016.

De un tiempo para acá se realizan investigaciones científicas sobre la aparición de las crisis y catástrofes, tanto en el mundo natural como en el artificial. Estos estudios muestran que estas últimas son muchas veces el resultado de la existencia de cierta dinámica no lineal en los sistemas conocida como caos. Este último es un término matemático que implica un comportamiento determinista muy sensible a las condiciones iniciales y no debe confundirse con el caos en su sentido usual.

Un tema interesante que surge de estos trabajos es la posibilidad de predecir las crisis. Imagínense por ejemplo si pudiéramos conocer cuándo va a ocurrir un terremoto de gran magnitud o cuándo van a caer los precios del petróleo. Incluso la serie temporal de índices como el de precios al consumidor, el de escasez y la tasa de cambio fantasma en Venezuela, pueden también ser analizados de esta manera. Lo que lleva a preguntarnos si las crisis asociadas, era posible predecirlas y por tanto evitarlas o al menos mitigar sus efectos.

Sobre la predictibilidad o no, hay dos grandes opiniones científicas conocidas metafóricamente como “el cisne negro”, propuesta por el libanés Nassim Nicholas Taleb1 y “el rey dragón", del francés Didier Sornette2.

El Cisne Negro afirma la impredecibilidad de estos eventos de gran magnitud que son causados por la misma dinámica de los eventos del mismo tipo pero de mucha menor magnitud, así un débil temblor y uno catastrófico tienen las mismas causas pero efectos muy distintos. Estos últimos son capaces de causar grandes transformaciones en todo el sistema. Para esta postura, lo más que se puede asegurar es que ocurrirán muchos eventos pequeños, menos medianos y unos rarísimos de enorme magnitud.

El Rey Dragón sostiene la visión contraria, es decir que es posible predecir la aparición de los grandes eventos, como un gran terremoto o una caída en los precios de commodities como el petróleo, observando con detalle la aparición de una dinámica exponencial creciente fruto de las interrelaciones dentro del propio sistema. Sornette afirma que “el mecanismo raíz de un dragón rey es una maduración lenta hacia la inestabilidad, que es la burbuja, y el punto culminante de la burbuja es a menudo el desplome… Es el reflejo de un comportamiento colectivo emergente fundamentalmente endógeno. La causa del desplome, la causa de la crisis, tiene que buscarse en una inestabilidad interna del sistema. Cualquier pequeña perturbación producirá esta inestabilidad”.

No está demás señalar que Sornette ha tenido éxitos espectaculares en la predicción de varios “reventones” de burbujas económicas. Como algunos lo han acusado de provocarlos, optó por desarrollar una nueva metodología que consiste en guardar la predicción en una bóveda y publicarla después de ocurrido el reventón de la burbuja. Igualmente tuvo éxito.

Si aplicamos esta última perspectiva al incremento del dólar fantasma, la escasez y la inflación en Venezuela, veríamos una situación como las descritas por Sornette. Por ejemplo la escasez no comenzó de repente, sino con ciertos productos como la leche o el azúcar, en la época en que gobernaba el Comandante Chávez. Estos éxitos iniciales retroalimentaron “el sistema comercial” para expandir primero de forma gradual y luego exponencial, la escasez de cada vez más productos, abarcando no solo los de la cesta básica sino muchísimos más.

En el caso del dólar ocurrió lo mismo, primero unos aumentos que ahora parecen modestos, a Bs 15/US$, luego un crecimiento exponencial fruto del “sistema de especulación” que lo llevó en menos de dos años a la tasa fantasma actual de Bs. 1.000/US$. Todo ello fruto de la retroalimentación positiva de una histeria sin fundamento en la economía real. La inflación, que cómo nos lo explicó la Profesora Pasqualina Curzio, es causada hasta en un 73,1% por el dólar fantasma, es evidente que sigue el mismo comportamiento de este último.

Como vemos si debemos creerle a Sornette, y yo creo que tiene razón, la crisis era predecible leyendo con cuidado las señales que las anunciaron. También era posible impedir los efectos que la retroalimentan y creo que todavía es posible. La pregunta que más me inquieta, es sí ya estamos en el reventón o desplome de la burbuja o este todavía está por venir… En todo caso, la peor actitud es seguir “retroalimentando” esos sistemas.

1[1] Nassim Nicholas Tal (2008). El Cisne Negro. Paidos, Ibérica.

2[1]Didier Sornette (2013, Junio). Cómo podemos predecir la próxima crisis financiera. En https://www.ted.com/talks/didier_sornette_how_we_can_predict_the_next_financial_crisis/transcript?language=es

miércoles, 28 de abril de 2021

TRIPLE BOTTOM LINE. ¿QUÉ ES EL TRIPLE RESULTADO FINAL?

En 1994, el autor y empresario, John Elkington , se basó en el concepto del triple resultado final (TBL) con la esperanza de transformar el actual sistema empresarial centrado en la contabilidad financiera para adoptar un enfoque más integral en la medición del impacto y el éxito. Históricamente, las empresas operaban en servicio únicamente para sus resultados financieros. Sin embargo, como resultado de la teoría y aplicación del triple resultado, algunas empresas comenzaron a darse cuenta de la conexión entre la salud ambiental, el bienestar social y el éxito financiero y la capacidad de recuperación de la organización.

Hoy en día, las organizaciones saben que el éxito no solo se refleja en sus declaraciones de pérdidas y ganancias. Más bien, para obtener una perspectiva precisa y completa de sus operaciones y relaciones con el medio ambiente, la comunidad y la economía, las organizaciones deben tener en cuenta todos los costos asociados con hacer negocios yendo más allá del cumplimiento. Las Corporaciones B certificadas ayudan a que el concepto del triple resultado, como lo diseñó John Elkington, cobre vida. Las corporaciones B son un tipo de negocio relativamente nuevo, legalmente requerido para considerar los impactos en todas las partes interesadas, incluidos los empleados, los clientes, los proveedores, la comunidad y el medio ambiente. Su misión es convertirse en una comunidad de líderes que impulsen un movimiento global de personas que utilizan los negocios como una fuerza para el bien.

La teoría del triple resultado amplía las métricas de éxito empresarial para incluir contribuciones a la salud ambiental, el bienestar social y una economía justa. Estas categorías de resultados a menudo se denominan las tres "P": personas, planeta y prosperidad.

A continuación, presentamos algunos datos básicos sobre el triple resultado:

·        El triple resultado es un marco de transformación para las empresas y otras organizaciones para ayudarlas a avanzar hacia un futuro regenerativo y más sostenible.

·        Las herramientas dentro del triple resultado ayudan a medir, comparar, establecer metas, mejorar y eventualmente evolucionar hacia sistemas y modelos más sostenibles.

·        El triple resultado ilustra que si una organización solo se centra en las ganancias, ignorando a las personas y al planeta, no puede dar cuenta del costo total de hacer negocios y, por lo tanto, no tendrá éxito a largo plazo.

“El triple resultado final no fue diseñado para ser solo una herramienta de contabilidad. Se suponía que provocaría un pensamiento más profundo sobre el capitalismo y su futuro ". - John Elkington en su artículo de Harvard Business Review

Si bien hay tres categorías que conforman la teoría del triple resultado, es importante recordar que cada categoría no está aislada. A través de la lente de la teoría de sistemas, las personas, el planeta y la prosperidad están interconectados.

Personas

La categoría de personas considera a todas las partes interesadas (versus únicamente a los accionistas), incluidos los empleados, las comunidades dentro de las cuales opera una organización, las personas a lo largo de la cadena de suministro, las generaciones futuras y los clientes, solo por nombrar algunos. Las conexiones con la responsabilidad social empresarial (RSE) son fundamentales para esta parte del triple resultado. La RSE se define como una responsabilidad entre las organizaciones de satisfacer las necesidades de sus partes interesadas y una responsabilidad entre las partes interesadas de hacer que las organizaciones rindan cuentas de sus acciones.

Algunas iniciativas que una organización puede considerar como parte de sus objetivos de RSE incluyen: promover los derechos humanos; acabar con la pobreza y el hambre; diversidad, equidad e inclusión; Equidad de género; garantizar un entorno de trabajo sano y seguro; y participación comunitaria y voluntariado. Las iniciativas de RSE no solo son beneficiosas para las partes interesadas, sino que la adopción de esta estrategia comercial también es esencial para los negocios.

Como parte del compromiso de promover iniciativas de RSE, también vemos empresas que comparten las mejores prácticas con otras empresas y organizaciones . Por ejemplo, Evolution Marketing ha creado recursos , gratuitos, para que cualquiera pueda promover iniciativas de sostenibilidad social en su organización.

Planeta

La opinión pública, el poder adquisitivo de los consumidores, la velocidad y transparencia del intercambio de información a través de las redes sociales e incluso el activismo liderado por la industria (ver Patagonia 1 por ciento para el planeta ) ha facilitado que las partes interesadas responsabilicen a las organizaciones por sus acciones. Esto se ve al recompensar los impactos positivos y reprender los negativos.

Cuando ese sentimiento aparezca entre el público estadounidense, es probable que afecte a quién compran los consumidores y a quién apoyan en última instancia. Las partes interesadas son cada vez más conscientes no solo de las consecuencias que tienen las empresas en el medio ambiente, la comunidad y la economía, sino también de la importancia de los problemas globales, como el cambio climático y la justicia social. De hecho, una encuesta sobre el Cambio Climático en la Mente Estadounidense de 2020 muestra que “Casi seis de cada 10 (aproximadamente el 58 por ciento) de los estadounidenses están ahora 'Alarmados' o 'Preocupados' por el calentamiento global. De 2014 a 2019, la proporción de 'Alarmados' casi se triplicó".

Durante las últimas dos décadas, hemos sido testigos de un aumento de empresas que adoptan prácticas que ayudan a minimizar el impacto ambiental. Además, más recientemente, organizaciones líderes como AT&T, DELL, EASTON, Hewlett Packard, Kohler Co., Levi Strauss & Co. y Target han dado un paso más en el camino de la sostenibilidad al crear un impacto neto positivo o regenerativo en el medio ambiente. y sociedad.

"Para proteger el planeta, debemos mostrarles a los demás que lo imposible puede ser un negocio como de costumbre". - Lisa Jackson , vicepresidenta de medio ambiente, políticas e iniciativas sociales de Apple

Prosperidad

La teoría del triple resultado es de naturaleza sistémica a través de su visión de las personas, el planeta y la prosperidad . Con esta conectividad en mente, las Naciones Unidas (ONU) crearon los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) que "garantizan que todos los seres humanos puedan disfrutar de una vida próspera y plena y que el progreso económico, social y tecnológico se produzca en armonía con la naturaleza".

Muchos de los ODS de la ONU tienen como objetivo mejorar una amplia gama de áreas relacionadas con el medio ambiente, las personas y las oportunidades económicas. Uno de los muchos objetivos centrados en la prosperidad tiene como objetivo proporcionar trabajo decente (condiciones de trabajo seguras, salarios dignos, liderazgo compasivo) y crecimiento económico para aquellos en comunidades específicas.

Ejemplos de los ODS de la ONU sobre cómo las empresas pueden ayudar a respaldar la prosperidad de sus partes interesadas incluyen:

Para el 2025, tomar medidas inmediatas y efectivas para erradicar el trabajo forzoso, terminar con la esclavitud moderna y la trata de personas. Además, prohibir y eliminar todas las formas de trabajo infantil, incluido el reclutamiento y la utilización de niños soldados.

Para 2030, diseñar e implementar políticas para promover un turismo sostenible que cree empleos y promueva la cultura y los productos locales.

Algunas empresas como Kohler Co.han adoptado un enfoque sistémico para integrar la prosperidad en su negocio:

“Como empresa global, entendemos que la forma en que hacemos negocios impacta en las comunidades en las que vivimos y trabajamos… Creemos que para hacer crecer nuestro negocio de manera responsable, debemos contar con programas que impacten positivamente el medio ambiente y la sociedad a escala". - Laura Kohler , vicepresidenta sénior de recursos humanos, administración y sostenibilidad.

La definición de "éxito empresarial" está evolucionando

El dicho, "negocios como de costumbre" ahora tiene un nuevo significado. A los ojos de los consumidores, empleados y otras partes interesadas ya no es suficiente cumplir únicamente con los estándares de cumplimiento. Comprender y operar a través de un marco de triple resultado ofrece oportunidades de optimización, innovación y mejora en todas las industrias y sectores. Involucrar un modelo de negocios con una consideración integral de las personas, el planeta y la prosperidad conducirá en última instancia a una mayor resiliencia y ahorros de costos, una disminución del riesgo organizacional (es decir, la cadena de suministro y las relaciones públicas), una disminución de los costos imprevistos y un éxito general para todos los interesados ​​involucrados.  

Si bien los nuevos modelos comerciales continúan evolucionando, todavía hay mucho trabajo para los profesionales de la sostenibilidad dentro de cada organización, sin importar la industria, el sector o el puesto de trabajo. A través de la teoría del triple resultado, los agentes de cambio de sostenibilidad tienen la oportunidad de involucrar estratégicamente a colegas y líderes. Como resultado, todos podemos lograr un progreso medible y centrado en la sostenibilidad en prácticamente todo lo que hacemos.

jueves, 22 de abril de 2021

CÓMO SE VINCULA EL CAMBIO CLIMÁTICO CON LA APARICIÓN DEL COVID-19 Y EL TEMOR A ENFRENTAR UN MUNDO CON PANDEMIAS PERMANENTES

En el Día Mundial de la Tierra, líderes de todo el mundo y especialistas explican cómo la degradación del ambiente en manos del ser humano ha generado la aparición de nuevas epidemias que amenazan el orden sanitario mundial. El coronavirus como última expresión del peligro latente. 22 de Abril de 2021

¿Cuántas veces escuchamos la frase: “El tiempo se agota”? Seguramente muchas. Sin embargo, desde que la pandemia de coronavirus golpea al mundo, tanto los desarrollos científicos como la propia toma de conciencia, han puesto en un primer lugar de importancia este interrogante que afecta a la salud y la vida socio económica del mundo entero. El propio António Guterres, secretario General de las Naciones Unidas, lo dejó claro recientemente: “El tiempo se acaba para evitar que el cambio climático se convierta en una catástrofe permanente. Ha llegado el momento, en este año crucial para la humanidad, de emprender una acción climática enérgica”. Pero el panorama adquiere más complejidad cuando empieza a surgir una interpretación que vincula el desequilibrio ecológico y del medio ambiente con la irrupción de nuevas pandemias. ¿Hay relación entre el coronavirus y la contaminación? Son cada vez más los especialistas que dicen que sí.

La emergencia sanitaria mundial que transitamos debido al COVID-19 sucede en un momento de alerta sobre el cambio climático y sobre la creciente pérdida de biodiversidad. “Esta emergencia condujo a una crisis económica y humanitaria, donde quedó en evidencia que la vulnerabilidad y las desigualdades sociales, económicas, sanitarias y ambientales se encuentran entrelazadas”, señalaron al respecto desde Fundación Vida Silvestre.

Por eso el Día Mundial de la Tierra cobra cada vez más importancia. Tal es así que, tal cual lo prometió durante la campaña electoral, uno de los principales ejes de la gestión de Joe Biden, será la lucha contra el cambio climático. Por ese motivo, el presidente de Estados Unidos organizó una cumbre virtual que a partir de este jueves 22 de abril que congregará a 40 líderes mundiales, entre los que se destacan Vladimir Putin, Xi Jinping y el papa Francisco.

La cumbre, que se extenderá hasta el viernes y funcionará como antesala de la Conferencia de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático de noviembre en Glasgow, contará con la participación de 17 países responsables del 80% de las emisiones que aceleran el cambio climático en el mundo.

La conocida activista medioambiental, Greta Thunberg, dijo que espera que la cumbre liderada por Estados Unidos, empiece a tratar el asunto como una crisis real. “Podemos celebrar todas las cumbres que queramos [...] (pero) mientras no tratemos la crisis como tal no podremos lograr ningún cambio importante”, dijo en una sesión informativa de la Organización Mundial de la Salud (OMS) sobre la pandemia del COVID, a la que fue invitada. “No podemos intentar resolver esta crisis con el mismo enfoque que nos metió en ella en primer lugar. Tenemos que empezar a tratar la crisis como una crisis”, añadió Thunberg.

En coincidencia con la joven, Alexis Bonte, representante de FAO en Venezuela, sostuvo que ante la actual emergencia climática y sanitaria “urgimos de un cambio radical en mucho de lo que hemos venido haciendo”. Bonte agregó: “Resulta esencial transformar los sistemas agroalimentarios para que sean más respetuosos con el clima, sostenibles, innovadores, nutritivos y resilientes. Restaurar nuestros ecosistemas dañados representa la restauración misma de la Tierra. Esto ayudará a acabar con la pobreza y combatir el cambio climático. Pero para conseguirlo, debemos hacer uso de la innovación y, al mismo tiempo, recurrir a las prácticas ancestrales y a los métodos agrícolas practicados por los pueblos originarios”.

El avance de las pandemias

En este contexto, el avance de las pandemias ya es una realidad del presente y los días futuros. Bill Gates, el magnate fundador de Microsoft, estimó que para finales del 2022 el COVID-19 será finalmente “aplastado” —al menos casi en su totalidad — y que el mundo podrá volver “completamente a la normalidad”. Pero, ¿qué pasará luego? ¿Vendrán nuevas pandemias? ¿Hasta qué punto el hombre tiene responsabilidad en la manipulación que hace con los animales que trasmiten enfermedades?

De acuerdo a un informe sobre biodiversidad y pandemias elaborado por 22 expertos líderes de todo el mundo, que propone un cambio transformador en el enfoque global para hacer frente a las enfermedades infecciosas, las pandemias en el futuro surgirán con más frecuencia, se propagarán más rápidamente, tendrán mayor impacto en la economía mundial y podrían matar a más personas que COVID-19. Los expertos coinciden en que escapar de la era de las pandemias es posible, pero esto requerirá un cambio radical en el enfoque para pasar de la reacción a la prevención.

Actualmente se estima que otros 1,7 millones de virus actualmente “no descubiertos” existen en mamíferos y aves, de los cuales hasta 827.000 podrían tener la capacidad de infectar a las personas. “No hay un gran misterio sobre la causa de la pandemia de COVID-19 —o de cualquier pandemia moderna—. Las mismas actividades humanas que impulsan el cambio climático y la pérdida de biodiversidad también generan riesgos de pandemia a través de sus impactos en nuestro medio ambiente”, dijo el doctor Peter Daszak, presidente de EcoHealth Alliance y del taller de la IPBES.

“Cambios en la forma en que usamos el suelo, la expansión e intensificación de la agricultura, y el comercio, la producción y el consumo insostenibles perturban la naturaleza y aumentan el contacto entre la vida silvestre, el ganado, los patógenos y las personas. Este es el camino que conduce hacia las pandemias”, advirtió Daszak.

Según los datos develados por el informe, el riesgo de pandemias puede disminuir significativamente si se reducen las actividades humanas que impulsan la pérdida de biodiversidad, mediante una mayor conservación de las áreas protegidas y medidas que reduzcan la explotación insostenible de las regiones de alta biodiversidad. Esto reducirá el contacto entre la vida silvestre, el ganado y los humanos, y ayudará a prevenir la propagación de nuevas enfermedades.

“La abrumadora evidencia científica apunta a una conclusión muy positiva. “Tenemos una capacidad cada vez mayor de prevenir pandemias, pero ahora mismo la forma en que las estamos abordando ignora en gran medida esa capacidad. Nuestro enfoque efectivamente se ha estancado: todavía dependemos de los intentos de contener y controlar las enfermedades después de que surgen, a través de vacunas y tratamientos. Podemos escapar de la era de las pandemias, pero esto requiere un enfoque mucho mayor en la prevención además de la reacción”, subrayó Daszak.

La OMS aseguró por su parte que la desigualdad en el acceso a las vacunas contra el COVID-19 es cada vez más “grotesca”. “La brecha entre el número de vacunas administradas en países ricos y las aplicadas en regiones más pobres sigue creciendo”, indicó el director general de la Organización Mundial de la Salud, Tedros Adhanom Ghebreyesus.

“En enero, declaré que el mundo estaba al borde de un catastrófico fracaso moral si no se adoptaban medidas urgentes para garantizar una distribución justa de las vacunas anticovid. Tenemos los medios para evitar este fracaso, pero es sorprendente lo poco que se ha hecho para evitarlo”, dijo Adhanom Ghebreyesus. Y subrayó: “La brecha entre el número de vacunas administradas en países ricos y las aplicadas a través de COVAX sigue creciendo, y se está tornando más grotesca cada día”, expresó.

El sistema internacional Covax, creado especialmente por la OMS, busca abastecer este año de dosis al 20% de la población de casi 200 países y territorios y también cuenta con un mecanismo de financiación para ayudar a 92 países desfavorecidos.

Ahora, ¿cuáles son los factores ambientales que impulsan la aparición de nuevas enfermedades? De acuerdo al informe “COVID 19: llamado urgente para proteger a las personas y la naturaleza” -lanzado por la Organización Mundial de Conservación (WWF) y difundido en Argentina por la Fundación Vida Silvestre Argentina, son: el comercio y consumo de animales silvestres, la deforestación y conversión de ambientes naturales y la expansión de actividades agrícolas y ganaderas no sustentables.

“Esto deja en evidencia que la forma en que producimos y consumimos fomenta el contacto cercano con diferentes especies silvestres, lo que propicia que muchas enfermedades se traspasen de los animales a los humanos. De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), una nueva enfermedad infecciosa emerge en los humanos cada 4 meses, de las cuales el 75% provienen de animales”, dicen desde la fundación.

Salvar la tierra

Diferentes estudios nos están alertando, hace décadas, que nuestra forma de consumir y producir está destruyendo la naturaleza a un ritmo mucho más rápido de lo que puede recuperarse. Las actividades humanas ya han alterado de manera significativa 3/4 de la tierra y 2/3 del océano, generando graves consecuencias para nuestra salud y nuestro bienestar.

Manuel Jaramillo, Director General de Vida Silvestre, reflexionó: “Este 22 de abril reforcemos la necesidad de un Nuevo Acuerdo Global Por la Naturaleza y las Personas, orientado a un cambio de paradigma en nuestro vínculo con el planeta, para cambiar los actuales patrones de producción y consumo, detener el cambio de uso del suelo y fomentar la toma de decisiones políticas y económicas respetando los límites del planeta. Buena parte de las prácticas agrícolas, ganaderas y pesqueras son insostenibles, debemos modificarlas para producir los alimentos que requerimos conservando la biodiversidad”.

Tal cual argumentó Guterres, para evitar que la crisis climática se convierta en una catástrofe permanente, “se debe limitar el calentamiento global a 1,5 grados centígrados” Para ello, se debe lograr que a mediados de siglo las emisiones netas de gases de efecto invernadero sean de valor cero. “Un grupo de países que representan aproximadamente dos tercios de la economía mundial ya se han comprometido a hacerlo. Es un indicio alentador, pero necesitamos urgentemente que todos los países, ciudades, empresas e instituciones financieras se unan a esa coalición y adopten planes concretos para la transición a emisiones netas cero”, expresó el Secretario de las Naciones Unidas.

Y agregó: “Aún más urgente es que los Gobiernos respalden esa ambición a largo plazo con la adopción de medidas concretas ahora, en un momento en que se están movilizando billones de dólares para superar la pandemia de COVID-19. La revitalización de las economías es nuestra oportunidad de reconfigurar nuestro futuro. Si no actuamos, destruiremos el planeta”

El Acuerdo de París, parece ser el marco en con el que todos los países del mundo toman este tema de forma seria desarrollando planes nacionales de acción climática. “Los nuevos planes nacionales deben reducir la contaminación global por gases de efecto invernadero en al menos un 45 % para 2030 con respecto a los niveles de 2010. Ya se han presentado muchos planes en los que se establecen políticas claras para adaptarse a los efectos del cambio climático y promover el acceso a las energías renovables. Sin embargo, hasta la fecha, esos planes solo han conseguido reducir las emisiones en menos de un 1 %, una situación que debe considerarse como una auténtica alerta roja para las personas y el planeta”, dijo Guterres.

La eliminación gradual del carbón del sector eléctrico es el paso más importante para alcanzar el objetivo de 1,5 grados. La adopción inmediata de medidas para eliminar el combustible fósil más sucio y contaminante de los sectores energéticos ofrece a nuestro mundo una oportunidad.

Según detalló el secretario general de las Naciones Unidas, “el consumo mundial de carbón para generar electricidad debe reducirse para 2030 en un 80 % por debajo de los niveles de 2010. Eso significa que las economías desarrolladas deben comprometerse a eliminar el carbón para 2030 y que los demás países deben hacerlo para 2040. No hay razón alguna para construir nuevas centrales alimentadas con carbón en ningún lugar del mundo. El funcionamiento de un tercio de las instalaciones mundiales que operan con carbón ya es más costoso que la construcción de nuevas plantas de generación y almacenamiento de energías renovables. La COP26 debe marcar el fin del uso del carbón”.

La Cumbre del G7 que se celebrará en junio es una oportunidad para que los países más ricos del mundo asuman los compromisos financieros necesarios que garanticen el éxito de la COP26.

Los países que menos han contribuido al cambio climático son los que sufren muchos de los peores efectos. “Muchas pequeñas naciones insulares simplemente dejarán de existir si no intensificamos la respuesta. Los países desarrollados deben cumplir sus compromisos de aportar y movilizar 100.000 millones de dólares anuales para: duplicar los niveles actuales de financiación para el clima, dedicar la mitad de la financiación para el clima a la adaptación, poner fin a la financiación internacional del carbón; desviar las subvenciones de los combustibles fósiles a las energías renovables”, enumeró Guterres.

La Cumbre del G7 que se celebrará en junio es una oportunidad para que los países más ricos del mundo asuman los compromisos financieros necesarios que garanticen el éxito de la COP26. “Pido a todos los bancos de desarrollo multilaterales y nacionales que, antes de la COP26, adopten políticas claras para financiar la recuperación de la COVID y la transición a economías resilientes en los países en desarrollo, teniendo en cuenta los niveles de deuda agobiantes y las enormes presiones a que están sometidos los presupuestos nacionales”, dijo Guterrez.

La importancia pensar políticas ambiciosas

Los expertos calculan que el costo de reducir los riesgos para prevenir las pandemias es 100 veces menor que el de reaccionar a tales pandemias, lo que “proporciona fuertes incentivos económicos para un cambio transformador”.

Los expertos calculan que el costo de reducir los riesgos para prevenir las pandemias es 100 veces menor que el de reaccionar a tales pandemias, lo que “proporciona fuertes incentivos económicos para un cambio transformador”.

Muchos gobiernos locales y empresas privadas se han comprometido a lograr emisiones netas de valor cero para 2050 y han emprendido importantes revisiones de sus modelos de negocio. “Insto a todos a establecer objetivos y políticas ambiciosos”, expresaron desde la ONU. “Animo a los jóvenes de todo el mundo a que sigan alzando la voz para responder al cambio climático, proteger la biodiversidad, detener la guerra de la humanidad contra la naturaleza y acelerar los esfuerzos para alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible”, dijo Guterrez.

El informe sobre biodiversidad y pandemias elaborado por 22 expertos líderes de todo el mundo indica que depender de las respuestas a las enfermedades después de su aparición, con medidas de salud pública y soluciones tecnológicas, en particular el diseño y la distribución rápidos de nuevas vacunas y terapias, es un “camino lento e incierto” en el que destacan tanto el sufrimiento humano generalizado como las decenas de miles de millones de dólares en daños económicos anuales a la economía global por sólo reaccionar a las pandemias.

En lo referente al costo probable del COVID-19 de USD 8 a16 mil millones a nivel mundial hasta julio de 2020, se estima además que sólo en Estados Unidos esta cifra puede alcanzar los USD 16 mil millones para el cuarto trimestre de 2021. Los expertos calculan que el costo de reducir los riesgos para prevenir las pandemias es 100 veces menor que el de reaccionar a tales pandemias, lo que “proporciona fuertes incentivos económicos para un cambio transformador”.

En 2019, antes de la llegada de la pandemia de la COVID-19, PNUMA ya advertía en su informe anual: “Nuestra salud estará cada vez más amenazada si el mundo no toma medidas urgentes para frenar y reparar los graves daños causados al medio ambiente. La contaminación del agua, del aire y los desechos químicos amenazan la integridad de los seres humanos y hasta su capacidad para reproducirse”.

En cuanto al medio ambiente, resulta necesario implementar prácticas productivas compatibles con la conservación y restauración de nuestros ambientes naturales para asegurar la equidad en el acceso a los recursos naturales, en reconocimiento de los derechos humanos, y protegiendo la biodiversidad -que es la base del sistema productivo-, con un uso eficiente de los recursos naturales y la energía. Es en esta línea que este año la Asamblea General de las Naciones Unidas inició la “Década de la Restauración de Ecosistemas”, indicando que para cumplir los objetivos de Desarrollo Sostenible para el 2030 y evitar el cambio climático catastrófico que anticipa la ciencia, necesitamos revertir el aumento de emisiones de gases de efecto invernadero antes del 2030, porque es imprescindible restaurar ambientes y procesos ecológicos y productivos, además de conservar.

Bonte habló de la madre Tierra como algo más que una proveedora esencial e imprescindible de vida y de sustento para todas y todos los habitantes de este planeta. “Es fundamental empezar a reconocerla y a entenderla como un ser vivo que merece un trato amable, amoroso y respetuoso por lo que, nosotros sus hijas e hijos, debemos proporcionárselo. Resulta impostergable que reflexionemos acerca de la recuperación y construcción de nuevas y más armoniosas formas de relación entre los seres humanos y la naturaleza. Nuestra única garantía de conservar la existencia humana es revertir y mitigar los daños que hemos generado, por esta razón el tema de este año es: Restaurar nuestra Tierra”, expresó Bonte.

El representante de FAO en Venezuela cerró: “Los cambios provocados por el hombre en la naturaleza, así como los crímenes que perturban la biodiversidad: la deforestación, el cambio de uso del suelo, la producción agrícola y ganadera intensiva o el creciente del comercio ilegal de vida silvestre, ponen en peligro los ecosistemas que conforman la vida y el equilibrio necesario en el planeta. La naturaleza misma tiene un importante papel que desempeñar ante la crisis climática que vivimos. La evidencia sugiere que las Soluciones Basadas en la Naturaleza (SbN) son la mejor opción para enfrentar a algunos de nuestros desafíos sociales más urgentes, entre ellos: la amenaza de la disponibilidad del agua, el creciente riesgo de desastres naturales o el cambio climático. Es responsable preguntarnos, qué podemos hacer en nuestra cotidianidad para sumarnos a la restauración del planeta. Sin duda alguna ayudaríamos mucho haciendo un uso responsable de los recursos naturales, evitando el uso de pesticidas y fertilizantes, reutilizando y reciclando, comprando productos respetuosos con el medio ambiente, prefiriendo alimentos locales y producidos de manera sostenible”.