martes, 10 de marzo de 2009

Una revolución: China mira a su mercado interno.

Decision de alcance global. China gira hacia el consumo interno. Por Jorge CastroLo más importante del discurso del primer ministro Wen Jiabao en la Asamblea Nacional del Pueblo reunida en Beijing el miércoles de esta semana, fue que estableció que la creación de un sistema de seguridad social (jubilaciones, educación, salud, viviendas, ayudas a los residentes rurales y a los trabajadores migrantes), que abarque a los 1.300 millones de chinos, es el prerrequisito para impulsar el auge del consumo individual –y por esa vía de la demanda interna– de la tercera economía del mundo y de la segunda potencia comercial mundial.
China creció en los últimos treinta años a un promedio de 10% anual, por lo que ha multiplicado su PBI por 8 y ha duplicado el ingreso per cápita cada 8 años. Lo ha hecho a través de la inversión y el comercio internacional. Su tasa de inversión es 47% del PBI, y su comercio internacional crece 30% por año desde 2000. El nivel de ahorro interno es superior a la tasa de inversión: 50% del PBI o más.
Revertir ese mecanismo de acumulación, y colocar el eje en la demanda interna, exige crear una estructura de incentivos que disminuya la tasa de ahorro y impulse el gasto individual. Este es el significado estratégico de la creación, por primera vez en la historia, de una red de seguridad social para el país. El gobierno central gastará este año US$ 42,84 billones en el sistema de seguridad social, es 17,6% más que en 2008. Una cifra semejante invertirán los gobiernos locales. En tres años (2009-2011) se establecerá un sistema universal de salud, urbano y rural, con una inversión de US$ 150 billones.
Lo decisivo es que entre 2009-2020 se invertirán 5,74 trillones de yuanes (un trillón de dólares) 32% del PBI, para crear un sistema completo de seguridad social, en salud, educación, viviendas y jubilaciones. El gasto social converge con el plan de desarrollo de infraestructura, que prevé invertir US$ 586 billones en dos años (2009-2010). La diferencia es que, mientras el segundo crea una infraestructura (autopistas, ferrocarriles, telecomunicaciones) de nivel mundial, la primera induce un nuevo mecanismo de acumulación fundado en el consumo individual.
Una diferencia esencial entre la crisis en China y la de los países avanzados, ante todo en los Estados Unidos, es que no hay crisis financiera en la Republica Popular: el mercado de crédito funciona plenamente, el crédito privado aumentó 18% en diciembre y 20% en enero y febrero.
China también apuesta a la innovación tecnológica y a la reestructuración de su industria. Dijo el premier Wen Jiabao en Cambridge: “Las grandes crisis son seguidas históricamente por revoluciones científicas y tecnológicas, y no es posible ninguna recuperación sostenida sin una gigantesca innovación en la ciencia y en la tecnología”.
El giro de China hacia una acumulación fundada en el aumento del consumo individual ha sido expuesto por PricewaterhouseCoopers (PwC), que señaló que implica una nueva fase, cualitativamente distinta, del proceso de globalización: “Las economías emergentes han sido consideradas desde 1991 como centros de offshoring (transferencias a ellas de tramos de la producción de las empresas transnacionales), y núcleos de fabricación de productos de bajo costo para su colocación en las economías avanzadas”. A partir de ahora la situación se invierte, y los países emergentes, encabezados por China, se transformarán en “mercados de destino por derecho propio” de los productos de alta calificación y elevado nivel tecnológico provenientes del G-7.
El primer ministro británico, Gordon Brown, sostuvo ante el Congreso de Washington: “Hay que advertir en este momento de crisis, mientras los pueblos se muestran ansiosos e inseguros, que en las próximas dos décadas literalmente miles de millones de personas de otros continentes dejarán de ser simples productores de bienes baratos para convertirse en consumidores de nuestros bienes tecnológicamente más avanzados; y de esta forma, en veinte años, la economía mundial duplicará su tamaño”.
Agregó Brown: “Esto significa la más grande expansión de ingresos y trabajos de clase media que el mundo jamás ha visto. No se trata de mostrar un optimismo ciego o una confianza sintética, sino de la afirmación práctica de la tendencia central de la época, surgida de la crisis y como respuesta a ella”. Desde que Gran Bretaña perdió la hegemonía mundial se ha especializado en actuar como consejero estratégico de EE.UU. (Churchill/Roosevelt, Thatcher/Reagan, Blair/Clinton). Ahora llegó el turno de Brown con Obama.