domingo, 2 de octubre de 2011

La crisis no es global, sino solo de los países avanzados

Por Jorge Castro
La crisis europea se agrava, y se acentúa la parálisis del proceso de acumulación en EE.UU. por la escasa predisposición a invertir de sus empresarios, a pesar de su extraordinario nivel de rentabilidad. Mientras tanto, aparecen síntomas de desaceleración de la economía china, y en general de los países emergentes; y caen, sobre todo en las últimas dos semanas, los índices de precios de los commodities en el mercado mundial.
Así, la crisis europea y estadounidense parece transformarse en crisis global, lo que ha desatado, incluso, una afanosa búsqueda de analogías con la situación de 2008-2009 , cuyo epicentro fue el colapso de Lehman Brothers (15-09-08), convertido en un punto de inflexión de alcance global.
En China, por cuarto mes consecutivo, el índice de crecimiento industrial (PMI) disminuyó en septiembre 0,2 puntos porcentuales, y se redujo a 50,7, lo que todavía indica expansión , pero a 7 décimas del borde de una etapa declinante, esto es, contractiva.
A su vez, el índice global de precios de los commodities (Dow Jones-UBS) disminuyó 8,5% en agosto respecto al pico de abril, y cayó un porcentaje similar en septiembre. En los últimos 15 días la tendencia se aceleró, con una disminución del precio de la soja de 18% , curiosamente el mismo porcentaje con que el real brasileño se devaluó.
En este período, las pérdidas de los mercados bursátiles, sobre todo en Europa y EE.UU., superaron U$S 8 billones, una fracción de lo ocurrido en 2008-2009 (– U$S 49 billones), pero con síntomas ominosos en el mismo sentido, revelados por la extrema volatilidad de las operaciones . Todo indica que la desaceleración de la economía china (disminuyó 1 punto entre el segundo trimestre y el primero – 9,5% vs. 10,5%) no es el resultado de factores estructurales, sino de la política deliberada del Banco Central de Beijing, que aumentó por cinco veces consecutivas la tasa de interés , para controlar una inflación que alcanzó 6,4% anual entre abril y junio, arrastrada por el precio de los alimentos, que treparon 14,4%, el mayor nivel en tres años. De todos modos, la inflación no alimentaria ( core ) creció solo 2,5% en el año.
La desaceleración china en el segundo trimestre fue acompañada por un aumento del PBI industrial de 13,5% anual , mientras que la tasa de inversión fija (acumulación de capital) creció 15%, y el consumo interno, a pesar del aumento de las tasas de interés, se expandió 10% por año.
La segunda característica de la expansión china es que provino, prácticamente en su totalidad, del auge de la demanda doméstica (las exportaciones netas aportaron 0% al crecimiento del PBI). La demanda interna ha contribuido 110% al crecimiento del producto desde 2009, y era 85% en los tres años previos.
Lo que sucede con la demanda doméstica china, factor casi excluyente del crecimiento del país, es exactamente lo contrario de lo que ocurre en EE.UU. y Alemania, donde la expansión depende esencialmente de las exportaciones. La simetría, con carácter inverso, de los dos polos de la economía global es el rasgo central del proceso de acumulación en la segunda parte del año. Las exportaciones aumentarían 20% en 2011, pero con una novedad estratégica de importancia crucial: a partir de este año, la mayor parte (casi 2/3) se dirigirá al mundo emergente y no a los países avanzados , como ocurrió en los 30 años previos a la crisis.
A partir de 2020 los principales mercados de la República Popular no serán EE.UU. y UE, sino India y Brasil, adonde las exportaciones crecerían 4 y 5 veces, respectivamente. No hay pronóstico efectivo sin diagnóstico acertado. La única manera de prever una tendencia histórica es fijarla en el presente. No existe crisis global, sino que el hecho central de la época - transferencia del eje de la acumulación capitalista de los países avanzados a los emergentes - en lo esencial ya ha ocurrido. Es un giro histórico que exige ser conjugado en tiempo pasado.