En el último año de Cambiemos, subió
al puesto 66 y obtuvo 45 puntos sobre los 100 posibles en el Índice de
Transparencia Internacional. Fue la mejora más significativa desde 2012. La
medición se centra en el sector público en base a encuestas a empresarios y
expertos
Por Mariel Fitz Patrick. 23 de enero
de 2020
En el último año del gobierno de
Mauricio Macri, la Argentina mejoró su posición en el ranking anual de
percepción de la corrupción en el sector público, elaborado por la organización
no gubernamental Transparencia Internacional (TI).
Nuestro país pasó del lugar 85 en el
ranking de 2018 al puesto 66 el último año, entre los 180 países analizados por
TI para el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2019. La medición se
hace en base a encuestas de distintas instituciones internacionales realizadas
a inversores y especialistas sobre cómo perciben la corrupción en el Estado.
El ascenso en el ranking es el más
significativo en los últimos ocho años y en el último de la gestión de
Cambiemos, que buscó hacer de la lucha contra la corrupción uno de sus
caballitos de batalla de cara a las elecciones. Sin embargo, el ascenso se
explica no solo por los méritos propios de un país, sino también en relación al
resto de los países, en una edición del Índice que revela que muchos bajaron su
puntuación.
Por eso, cuenta más el puntaje
obtenido por una serie de encuestas que la ubicación en el ranking de esta
medición. Y en 2019, Argentina consiguió 45 puntos sobre 100 máximos posibles,
5 más que en 2018. En la escala utilizada, 0 puntos implican que un país “fue
bochado” al ser percibido con una corrupción elevada y 100, que el país es
percibido como muy transparente.
Con este puntaje, Argentina se ubica,
por primera vez, por encima de la media global en materia de percepción de
corrupción que es de 43 puntos –un puntaje de por sí pobre-, aunque sigue entre
los dos tercios de los países que no alcanzan los 50 puntos sobre el máximo de
100, de acuerdo al indicador que TI.
Desde 2012, cuando Transparencia
Internacional modificó la metodología del índice, la peor perfomance del país
había sido en 2015, cuando obtuvo solo 32 puntos sobre 100, y quedó en el
puesto 32, mucho más cerca del final de la tabla que hoy.
El Índice de Percepción de Corrupción
(IPC) mide anualmente la percepción de la corrupción pero solo en relación a la
conducta del sector público, o sea en el ámbito político y administrativo. Las
preguntas se refieren a la existencia de sobornos, el desvío de fondos
públicos, el nepotismo, la falta de castigo penal o de protección a los
denunciantes, los mecanismos para obtener contratos de obra pública, la
prevención de los conflictos de interés por parte de funcionarios y el acceso a
información por parte de los ciudadanos a asuntos públicos, entre otros
aspectos.
En el caso de Argentina, se hizo en
base a ocho encuestas de distintas entidades internacionales: el Índice de
Gobierno Sustentable de la Fundación Bertelsmann, las Calificaciones de Riesgo
País de Global Insight, el Anuario de Competitividad Mundial del International
Institute for Management Development (IMD), el Ranking de Países de la Unidad
de Inteligencia Económica, la Guía Internacional de Riesgo País de PRS Group,
el Proyecto Variedades de Democracia, el Foro Económico Mundial EOS, y el
Índice de Estado de Derecho del Proyecto Justicia Mundial.
“Los últimos años esos sectores
percibieron algunos avances que se siguen reflejando en este índice que elabora
Transparencia Internacional. Los desafíos en Argentina siguen siendo muchísimos
más allá de los avances que marca este estudio”, sostuvo Pablo Secchi, director
ejecutivo de Poder Ciudadano, capítulo argentino de TI. Sin embargo, opinó que
“no se observan cambios de fondo en la matriz de corrupción de nuestro país”.
La región
En relación a los países del
continente americano, Argentina se ubica en el puesto 13 sobre 32 países,
ranking que encabezan Canadá con 77 puntos sobre 100, Uruguay con 71, Estados
Unidos con 69 y Chile con 67, apenas un punto por encima de Argentina.
En el otro extremo de la tabla, los
países percibidos como más corruptos son Honduras con 26 puntos, Nicaragua con
22, Haití con 18 y Venezuela, en último lugar del continente en el puesto 173,
con solo 16 puntos sobre 100.
Brasil es destacado por la ONG internacional
ya que “la corrupción sigue siendo uno de los principales impedimentos para el
desarrollo económico y social del país”. Con 35 puntos sobre 100, obtuvo su
puntaje más bajo desde 2012.
Su performance ha venido cayendo desde
que se conoció el escándalo del Lava Jato, lo que despierta un interrogante
aplicable a otros países: ¿el puntaje de un país empeora cuando se conocen más
casos de corrupción? El hecho de que salgan a la luz ¿no implica que comienzan
a ser perseguidos?
El ranking global
El ranking global en 2019 lo lideran
nuevamente Nueva Zelanda y Dinamarca con 87 puntos sobre 100, seguidos por
Finlandia con 86 puntos, y en tercer lugar, con 85, Suecia, Suiza y Singapur.
Por el contrario, los países
percibidos como más corruptos de los 180 analizados son Venezuela con 16
puntos, Yemen con 15, Siria con 13, Sudán del Sur con 12, y Somalía con 9.
Según TI, de acuerdo a esta nueva
edición del Índice, ”más de dos tercios de los países —incluidas las economías
más avanzadas del mundo— muestran signos de estancamiento o de retrocesos en
sus esfuerzos anticorrupción, y obtienen puntuaciones menores a 50, con una
puntuación media de solo 43”.
Para Delia Ferreira Rubio, presidenta
de Transparencia Internacional, “la frustración por la corrupción gubernamental
y la falta de confianza en las instituciones refleja la necesidad de una mayor
integridad política”. Según esta politóloga argentina, ex presidente a su vez
de Poder Ciudadano, “los gobiernos deben afrontar urgentemente el rol corruptor
de los grandes capitales en la financiación de los partidos políticos y la
influencia indebida que se ejerce en nuestros sistemas políticos”.
Los números del IPC 2019 analizados
por TI muestran que los países europeos son los mejores posicionados respecto
del resto en el Índice, aunque el puntaje empeoró en varios de ellos. Cuatro
países del G7 redujeron sus puntuaciones en relación con el año pasado: Canadá
(-4), Francia (-3), Reino Unido (-3), Estados Unidos (2). Alemania y Japón no
experimentaron ninguna mejora, mientras que Italia aumentó un punto.
En el caso de Estados Unidos, TI
destacó que la confianza de los norteamericanos en su gobierno cayó a un piso
histórico, un 17%, de acuerdo al Pew Research Center. Y menciona entre las
“amenazas” desde “las influencias crecientes de intereses especiales en el
gobierno hasta el uso de compañías pantalla para corruptos, criminales y
terroristas”.
En comparación con 2012, 22 países
empeoraron significativamente, entre ellos Australia, Canadá y Nicaragua. “Una
amplia mayoría de países que empeoraron significativamente sus puntuaciones en
el IPC desde 2012 no impulsan la participación de los actores políticos,
sociales y empresariales más relevantes en los procesos de toma de decisiones”,
analizó la ONG, una de las líderes en el movimiento anticorrupción desde hace
más de 25 años.
Corrupción y financiamiento electoral
“Los países donde las elecciones y la
financiación de los partidos políticos son sometidos a la influencia indebida
de intereses particulares, tienen menos posibilidades de reducir la corrupción,
de acuerdo con los resultados del análisis”, consideró TI en el informe que
difundió esta madrugada hora de Argentina.
Para la organización, “el análisis
demuestra que los países que tienen un buen desempeño en el IPC también cumplen
con la regulación sobre la financiación de campañas electorales y cuentan con
procesos de consulta muy participativos”.
Y consideró que “los países donde hay
regulaciones más exhaustivas para la financiación de las campañas y, además, se
cumplen de manera sistemática, tienen una puntuación media de 70 en el IPC,
mientras que los países donde las regulaciones no existen o se cumplen de forma
deficiente tienen una media de 34 y 35, respectivamente. El 60% de los países
que mejoraron significativamente sus puntuaciones en el IPC desde 2012 también
fortalecieron sus regulaciones sobre las donaciones a las campañas políticas”.
Recomendaciones
Para reducir la corrupción y recuperar
la confianza en la política, Transparencia Internacional enumeró una serie de
recomendaciones a los gobiernos:
1) Controlar la financiación política
para prevenir la excesiva influencia de los flujos de dinero en la política.
2) Acabar con el trato preferencial
para garantizar que la prestación de servicios y la distribución de los
recursos públicos no respondan a conexiones personales ni estén sesgados hacia
determinados grupos de interés.
3) Gestionar los conflictos de interés
y las “puertas giratorias”.
4) Regular las actividades de lobby, a
través de la promoción del acceso transparente y amplio a los procesos de toma
de decisiones.
5) Fortalecer la integridad electoral,
y prevenir y sancionar las campañas engañosas.
6) Empoderar a la ciudadanía, y
proteger a los activistas, los informantes y los periodistas.
7) Reforzar los sistemas de control y
promover la separación de poderes.