jueves, 26 de junio de 2008

Los Chicago Boys de Obama

Miércoles 25 de junio de 2008 Publicado en la Edición impresa de La NaciónTORONTO. Cuando Hillary Clinton se retiró de la carrera presidencial, Barack Obama esperó tres días para declarar por CNBC: “Soy un tipo partidario del crecimiento y del libre mercado. Amo el mercado”. Y para demostrar que eso no fue una cana al aire, puso al frente de su equipo de política económica a Jason Furman. A los 37 años, Furman es uno de los defensores más conspicuos de Wal-Mart. La proclamó una “historia de éxito progresivo”.
Durante la campaña, Obama denostó a Clinton por integrar el directorio de Wal-Mart. “No compraré allí”, prometió. Sin embargo, para Furman, la verdadera amenaza son quienes critican a la empresa. “Los esfuerzos por conseguir que Wal-Mart aumente sus salarios y sus beneficios sociales –declaró– están causando daños colaterales demasiado grandes y nocivos a los trabajadores y, en general, a la economía, para que yo me quede sentado cantando Kum-Ba-Ya por el bien de la armonía progresiva.”
La afición de Obama a los mercados y su deseo de “cambio” no son intrínsecamente incompatibles. “El mercado ha perdido el equilibrio”, dice. Sin duda. Muchos remontan este desequilibrio a las ideas de Milton Friedman que, desde su posición eminente en el departamento de economía de la Universidad de Chicago, lanzó una contrarrevolución frente al Nuevo Trato. Aquí hay más problemas, porque Obama –que, por una década, enseñó derecho en esa universidad– está completamente imbuido de la mentalidad conocida como la Escuela de Chicago.
Eligió por principal asesor económico a Austan Goolsbee, un economista de la misma universidad situado en el lado izquierdo de un espectro que termina en la centroderecha. A diferencia de sus colegas más cercanos a Friedman, Goolsbee ve un problema en la desigualdad. No obstante, su solución primordial es más educación. Lo mismo opina Alan Greenspan. Goolsbee se ha apresurado a vincular a Obama con la Escuela de Chicago. “Si observan su plataforma electoral, sus asesores, su temperamento, verán que tiene un saludable respeto por los mercados –declaró para la revista Chicago–. Eso está en el espíritu mismo de la universidad [de Chicago].
No es lo mismo que decir que es partidario del laissez faire.” Otro admirador de Chicago es Kenneth Griffin, ejecutivo máximo del Citadel Investment Group, un fondo de alto riesgo. Este multimillonario de 39 años donó a la campaña de Obama la máxima suma permitida. Griffin es una especie de galán publicitario de una economía desequilibrada. Se casó en Versalles y en la fiesta de bodas, celebrada en el Pequeño Trianón, actuó el Cirque du Soleil. Y está entre los opositores más firmes al cierre de la escapatoria al impuesto a los fondos de alto riesgo.
Mientras, por un lado, Obama habla de endurecer las normas del comercio con China; por el otro, Griffin tuerce las pocas barreras que en verdad existen. Pese a la prohibición de la venta de equipamiento policial a China, Citadel ha invertido en las discutibles compañías de seguridad, con sede en China, que están sometiendo a la población local a niveles de vigilancia sin precedentes. Este es el momento de preocuparse por los Chicago boys de Obama y su compromiso de mantener a raya todo intento serio de regulación.
Fue precisamente en el intervalo de dos meses y medio entre su triunfo en las elecciones de 1992 y su asunción de la presidencia, cuando Bill Clinton hizo un viraje de 180º respecto de la economía. Durante la campaña, había prometido revisar el Tratado de Libre Comercio de América del Norte, añadirle cláusulas sobre trabajo y medio ambiente, e invertir en programas sociales. Dos meses antes de iniciar su mandato, se reunió con Robert Rubin, cabeza de Goldman Sachs. Este lo convenció de la urgente necesidad de adoptar una política de austeridad y una mayor liberalización.
Rubin le dijo a PBS: “En realidad, el presidente Clinton lo decidió en el período de transición, antes de entrar en el Despacho Oval. Fue un cambio impresionante en la política económica”. Furman, uno de los principales discípulos de Rubin, dirigirá el Proyecto Hamilton de la Brookings Institution, un grupo de asesores que Rubin ayudó a fundar para sostener la reforma del programa de libre comercio, en vez de su abandono. Sumemos a esto la reunión de Goolsbee con funcionarios del Consulado de Canadá, en febrero. Los canadienses se marcharon con la clara impresión de haber recibido instrucciones en el sentido de no tomar en serio la campaña de Obama contra el TLC.
Todo hace temer una repetición de 1993. Lo irónico del asunto es que no hay razón alguna para tal reincidencia. El movimiento lanzado por Friedman, introducido por Reagan y afianzado bajo Clinton afronta una profunda crisis de legitimidad en el mundo entero. Donde más salta a la vista es en la mismísima Universidad de Chicago. A mediados de mayo, su rector, Robert Zimmer, anunció la creación del Instituto Milton Friedman, un centro de investigación económica dedicado a continuar y acrecentar el legado de Friedman, a un costo de 200 millones de dólares.
Estalló una polémica. Más de cien profesores firmaron una carta de protesta en la que afirmaban: “Los efectos del orden neoliberal global implantado en las últimas décadas, fuertemente apuntalado por la Escuela de Economía de Chicago, en modo alguno han sido inequívocamente positivos. Muchos sostendrían que han sido negativos para gran parte de la población mundial”. Cuando murió Friedman, en 2006, hubo pocas críticas tan audaces a su legado. Las necrológicas reverentes sólo hablaban de grandes logros. Una de las valoraciones más destacadas apareció en The New York Times con la firma de Austan Goolsbee.
Sin embargo, apenas dos años después, el nombre de Friedman es visto como una carga o traba hasta en su propia alma máter. Todas las ilusiones de llegar a un consenso se han ido esfumando. Pero entonces, ¿por qué Obama ha elegido este momento para retrotraerse al Chicago de Friedman? No toda la información es negativa. Furman dice que recurrirá a la experiencia de dos economistas keynesianos: Jared Benrstein, del Instituto de Política Económica, y James Galbraith, hijo de John Kenneth Galbraith, que fue la Némesis de Friedman. “Nuestra actual crisis económica no vino de la nada –expresó recientemente Obama–.
Es la concusión lógica de una filosofía cansada y descaminada que ha dominado Washington por demasiado tiempo.” Es muy cierto. Pero antes de que pueda purgar a Washington de la plaga del friedmanismo, Obama tiene que hacer alguna limpieza ideológica en su propia casa.
© La Nacion (Traducción de Zoraida J. Valcárcel) Naomi Klein ha publicado recientemente The Shock Doctrine, sobre el capitalismo del desastre.

lunes, 23 de junio de 2008

Infobae. Informe especial: quién es ahora "el granero del mundo"?

En el “granero del mundo” los cereales importados son más baratos que los nacionalesA pesar de ser un país agroexportador líder y de la ventaja del tipo de cambio, en las góndolas de los supermercados argentinos ya se observa un aluvión de cereales con alto valor agregado traídos de Brasil, Chile y hasta de la Unión Europea. Cuáles son las causas de esta tendencia
Mientras en el mundo se profundiza la crisis de alimentos y ya se habla de catástrofe, la pelea desatada entre campo y Gobierno limita el aprovechamiento de los excelentes precios internacionales. Sin embargo, paralelamente y en silencio, el país está perdiendo otra carrera y en el propio mercado interno.
Para corroborar esto basta analizar qué sucede en las góndolas de los supermercados: en un sector donde la Argentina es líder mundial, como es en la producción de cereales, paradójicamente, productos provenientes de Brasil, Chile, México, e incluso de la Unión Europea (UE), ganan cada vez más espacio en las estanterías.
A esto se suma otra variable que genera alerta entre los especialistas: en muchos casos, los alimentos importados son más económicos que los de producción nacional, a pesar de que el tipo de cambio con la mayoría de estos mercados, según el Banco Central (BCRA), es sumamente favorable.
Los copos de maíz, orgullo brasileño
Más de un consumidor estará sorprendido de saber que los tradicionales copos de maíz pensados para el desayuno y fabricados por Kellogg´s no son argentinos: por el contrario, son importados desde Brasil.
A la hora de comparar precios, esta marca de primera línea se puede conseguir en algunos supermercados argentinos a un valor de $16,30 el kilo.
Como contrapartida, copos nacionales como los que comercializa Cencosud bajo la marca “Jumbo” valen $16,38 el kilo.
Lo llamativo de este producto es que la Argentina era un proveedor importante de este grano. De hecho, durante el año 2000 se exportó a Brasil maíz por u$s146 millones. Sin embargo, esta cifra cayó estrepitosamente y en 2007 se realizaron envíos magros por apenas u$s7 millones.
“Brasil antes dependía del maíz argentino, pero se dio lo que fue sucediendo en muchos rubros: se volvió autosuficiente. Así, salvo en pocos casos, en el resto de las commodities ya se abastece con sus propios cultivos”, explicó a infobaprofesional.com Raúl Ochoa, ex subsecretario de Comercio Internacional y actual miembro del comité académico de la Fundación Standard Bank.
La ruta del trigoOtro de los casos más llamativos se da en los productos elaborados con trigo: el All-Bran, de la empresa Kellogg´s, también proviene de Brasil, país que necesita importar cerca de 8 millones de toneladas anuales de ese cereal para satisfacer la demanda de la industria y de los consumidores.
La Argentina es el abastecedor por excelencia del mercado brasileño: le exporta como mínimo -en condiciones normales, es decir, sin limitaciones-, el 75% de ese total.
Sin embargo, proveerle el cereal y tener una clara ventaja cambiaria no impide que éste regrese al país con alto valor agregado, empaquetado, con marca y a un precio apenas por encima del nacional, como el caso del Best Bran, fabricado por la firma Tres Arroyos.
Casos similares se dan en otras mezclas para el desayuno: el cereal con cacao que Nestlé trae desde Brasil se comercializa a un precio más económico que el Cocoa Blast elaborado por Quaker en la Argentina ($20,93 versus $21,63 por cada kilo, respectivamente).
En esta comparación también se destacan los clásicos Froot Loops, verdadero caballito de batalla de Kellogg´s que tampoco se elabora en el país. En este caso, las variedades nacionales no tienen una marca de peso para ganar las pulseadas en las góndolas y, sin embargo, pueden llegar a valer apenas 4% menos que el producto de la multinacional.
Lo que preocupa es la pérdida de oportunidades: la Argentina exporta alimentos de todo tipo, pero otros jugadores le están sacando cada vez más jugo a la industrialización.
“Sin dudas Brasil está avanzando mucho más que la Argentina en su política de valor agregado”, sostuvo Gustavo López, referente en materia de agronegocios y uno de los disertantes del último Foro Global Agroalimentario 2008 del Consejo Nacional Agropecuario de México.
”Nosotros nos estamos quedando en las commodities, sería imperioso seguir avanzando en las materias primas, pero también en la mayor industrialización”, recalcó.
En este sentido, Fernando Míguez, profesor titular de la cátedra de Cereales y Oleaginosas de la Facultad de Ciencias Agrarias de la Universidad Católica Argentina (UCA), explicó a este medio por qué es clave evitar la “commoditización”: “El valor del cereal puesto en una caja puede significar apenas el 2% del total. El resto es procesamiento, transporte, packaging, comercialización. En productos altamente elaborados, el valor intrínseco de la materia prima es lo de menos”.
Pero el desembarco de productos en sectores donde la Argentina es potencia mundial no es patrimonio exclusivo del principal socio comercial: las góndolas cada vez se llenan con más productos de Chile, México y hasta de la UE.
Como ejemplo, sirve el caso de un müesli nacional -mezcla para el desayuno que incluye pasas, avena, trigo y frutas-, que puede valer hasta $26,64 el kilo.
Como contrapartida, actualmente se comercializa una variedad importada desde la Unión Europea a $19,97 el kilo, a pesar del tipo de cambio sumamente desfavorable para productos de este origen.
En este contexto, infobaeprofesional.com intentó dialogar con directivos de las empresas que decidieron apostar a la estrategia de importar el producto desde Brasil pero no obtuvo respuesta. Del mismo modo, desde los hipermercados prefirieron llamarse a silencio.
El nuevo “granero del mundo”
Mientras en la Argentina sufrió una y otra vez el lockout que frenó la comercialización de granos para la exportación, Brasil dejó en claro su estrategia de cara al futuro.
Durante la reciente Cumbre de la FAO sobre la emergencia alimentaria, el presidente Luiz Inacio Lula a Silva, sostuvo que su país está en condiciones de producir más alimentos para afrontar la "crisis mundial" y contribuir así a satisfacer el aumento de la demanda en naciones como China.
"Hay una crisis de alimentos, los precios de los alimentos están subiendo. Yo no veo eso como un problema, veo eso como una solución. Si dependiera de nuestro país, nadie va a pasar hambre en el mundo", declaró.
Ahora, ¿por qué Brasil saca cada vez más ventaja sobre la Argentina en la carrera por la industrialización de alimentos?Para los especialistas hay numerosos elementos determinantes:
1. La escala que se logra en cada uno de los mercados
“Ellos tienen un mercado interno que es espectacularmente grande en comparación al nuestro y esto sin dudas atrae a las multinacionales. Son más de 180 millones de habitantes, con un ingreso cada vez más importante. Están en una posición de manejo de gran escala que no tiene comparación”, sostuvo López.
Ochoa coincidió con este análisis y agregó que “esto le permite a la trasnacional, por su poder de compra, ingresar a la Argentina a un precio bajo, aún a pesar del tipo de cambio”.
“El mercado interno ayuda mucho en la escala y si encima las casas matrices de estas multinacionales eligen a Brasil como el centro estratégico para la región, obviamente logra todavía un mayor peso”, recalcó el especialista.
De este modo, para Míguez, “las ventajas comparativas, como las climáticas, para producir commodities de manera barata pierden importancia”.
Así, no dudó en afirmar que, independientemente del conflicto campo-Gobierno, “hoy Brasil es mucho más atractivo para realizar un proyecto. Yo no dudaría de radicarme en ese país en lugar de la Argentina”.
En este contexto también influye la pobre actualidad del Mercosur, que al ser aún una unión aduanera imperfecta y no permitir la libre circulación de bienes y servicios en todo su potencial, produce barreras que son tenidas en cuenta a la hora de planificar una inversión.
2. Seguridad para los exportadores
Que las góndolas argentinas estén cada vez más cubiertas de productos fabricados en países como Brasil obedece al comercio intrafirma, producto de las estrategias de las grandes trasnacionales.
En la década del ´90 hubo una trasnacionalización de empresas del sector alimentos sin precedentes. Las compañías desembarcaban en varios países de la región y luego buscaban complementar la producción entre cada uno de los mercados.
Sin embargo, la tendencia del Gobierno de los últimos años a cerrar las exportaciones juega en contra: ya sucedió con la carne, el trigo, el maíz y, en la práctica, con los lácteos.
“Hoy, a ninguna empresa se le puede garantizar que el día de mañana, por más que sean alimentos elaborados, no les cierren la exportación con el argumento de asegurar el abastecimiento del mercado local”, sostuvo Ochoa.
“Entonces, ¿dónde se van a proyectar ampliaciones o greenfield? Hacia países donde tienen la seguridad de que eso no va a pasar, como Brasil”.
3- Clima para hacer negocios
Recientemente, la agencia de clasificación de riesgo Standard & Poor’s instaló a ese país en la categoría de investment grade y así pudo entrar al grupo de los 14 países más seguros a nivel financiero, haciéndolo más atractivo ante los inversores que huyen de los mercados especulativos.
En la misma línea, según un informe de la CEPAL, la Inversión Extranjera Directa (IED) en Brasil totalizó los u$s34.585 M, un 84% más que el año anterior.
Como contrapartida, la Argentina cerró con un ingreso de IED de u$s5.720 M, apenas 14% más que en 2006. Y las perspectivas para los negocios, en medio del cada vez más agresivo enfrentamiento entre campo y Gobierno, no son del todo positivas.
Según Miguez, “las fábricas del sector alimenticio están invirtiendo muy poco en máquinas nuevas y para abrir una planta nueva lo piensan cuatro veces antes de hacerlo”.
Por su parte, para Ochoa, con un ambiente no favorable o semi hostil como el que se vive ahora en el país, “a futuro, las decisiones de inversión cada vez van a mirar más para otro lado”, sostuvo Ochoa.
Por último, según López, “hasta ahora la crisis del agro era un elemento accesorio, pero la problemática, que ya lleva más de 90 días, de ahora en más, va a ser una variable que profundizará la tendencia de que las empresas prioricen a Brasil para sus proyectos de inversión”.
Perspectivas
“Escala, especialización y un gran mercado interno, son factores fundamentales para atraer inversiones, y esto Brasil lo tiene”, explicaron desde la Fundación Standard Bank. “Si a esto se le suma un marco macro bueno, con reglas claras para la llegada de capitales, esto termina pesando”.
De este modo, “de prolongarse el conflicto y mantenerse este tipo de políticas en el país, no tengo ninguna duda de que Brasil se va a hacer cada vez más fuerte en el procesamiento de alimentos y nosotros vamos camino a enfocarnos en la exportación a granel”, aseguró Miguez.
“Brasil hace años no sabía lo que era la carne, iban misiones de técnicos argentinos a explicarles cómo criar ganado porque el que tenían no valía nada y hoy es el primer exportador mundial de carne y así nos pasó por arriba”, concluyó el especialista de la UCA.
Ejemplos como estos sirven para ilustrar el potencial que el gigante sudamericano tiene en otros sectores.
Mientras tanto, la Argentina va camino a cumplir 100 días de un conflicto que atenta contra la imagen de proveedor confiable de alimentos a nivel global.

Modelo brasileño: Lula combate la inflación

Lula combatirá la inflación sin subir aranceles a exportaciones como lo hace Argentina
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, afirmó que combatirá la inflación fomentando la producción de alimentos y sin usar medidas ortodoxas como las de México (congelar precios) o Argentina (elevar aranceles de exportaciones).
Lula aseguró que su gobierno incrementará la producción de alimentos porque "cuanto más produzca Brasil, mayor seguridad alimentaria tendrá", además de precios justos y mayores exportaciones. Según el Ministerio de Agricultura, Brasil alcanzará este año una producción récord de granos y carnes y tiene áreas suficientes para triplicar su cosecha en diez años. Por eso, Lula afirmó que su país se perfila "como el principal productor de alimentos para el resto del mundo".
Control de la inflación
En este contexto, Lula afirmó que Brasil consiguió liberarse de la inflación provocada por la crisis mundial de los alimentos y que el aumento de la producción de comestibles reducirá las actuales presiones. Además de algunas medidas para aumentar la producción de alimentos, como compensaciones para los productores y mayores préstamos para exportadores, Brasil viene aumentando las tasas internas de crédito para combatir la inflación.
A pesar que la inflación mensual de mayo fue la más alta desde abril de 2005 y el índice acumulado podría superar la meta del Gobierno, Lula afirmó que los precios siguen controlados. Según las cifras oficiales, la inflación de mayo (0,79 por ciento) triplicó la de igual mes del año pasado (0,28 por ciento) y fue el mayor índice mensual desde abril de 2005 (0,87 por ciento).
La tasa acumulada de los cinco primeros meses saltó al 2,88 por ciento y amenaza la meta del Gobierno de cerrar el año con una inflación del 4,5 por ciento, con un margen de tolerancia de dos puntos.
Estimaciones privadas sobre la inflaciónLa previsión de algunos economistas es que, incluso aunque consiga frenar la actual expansión de los alimentos, Brasil cerrará este año con una inflación del 5,8 por ciento (encima de la meta pero dentro del margen de tolerancia).
Otros bancos e instituciones financieras privadas encuestados por el Banco Central elevaron sus estimaciones inflacionarias del 5,8 por ciento de la semana pasada al 6,08 por ciento. Sería la primera vez desde 2004 que esa medición supera el seis por ciento. Por otro lado, los economistas prevén que, por la inflación, la tasa de interés pasará este año del actual 12,25% al 14,25% y que el real llegará a u$s1,68 (hoy abrió a 1,612 dólares).

Analizan colocar a la Argentina en la categoría de "mercados fronterizos"

Fondos de inversión, en retirada por el conflicto con el campo
Vendieron acciones por 157 millones de dólares, sostiene un informe privado. Por: Candelaria de la Sota
La pelea entre el campo y el Gobierno ahuyentó a los inversores que apostaron por los activos argentinos: alrededor de 1.000 fondos de mercados emergentes vendieron acciones argentinas por 157 millones de dólares hasta mayo. Tanta es la desconfianza, que ya se especula con que la Argentina podría dejar de ser un "mercado emergente" para convertirse en un "mercado fronterizo", una categoría en la que están países como Nigeria, Kazajstán, Vietnam y Ghana.
El principal temor de los inversores radica en que el Gobierno pueda aplicar algún control a la salida de capitales si la crisis desatada por el conflicto con el campo por las retenciones móviles se profundiza. Hasta ahora, sólo hay restricciones al ingreso de capitales, que están obligados a dejar inmovilizados por 365 días el 30% de los fondos que traen al país, para garantizar así que sus inversiones no son puramente especulativas.
Por eso el proveedor de índices de acciones MSCI Barra -que es una referencia fundamental para los inversores en emergentes-, está evaluando sacar a la Argentina de la categoría Emerging Markets (mercados emergentes), y pasarla a Frontier Markets (mercados fronterizos), que agrupa a países que no logran clasificar como "mercados emergentes".
El informe difundido esta semana por MSCI señala que "siguen habiendo importantes obstáculos al ingreso y a la salida de capitales, incluidos los requerimientos de reservas en efectivo y restricciones para la repatriación de capitales". La reclasificación para un país dentro de los índices de acciones de referencia genera cambios en los flujos de inversiones, porque los inversores siguen de cerca a los integrantes de los índice para medir su desempeño
"Si esta noticia se confirma habrá una estampida", advirtió Norberto Sosa, analista de Raymond James. Y explicó que "muchos fondos están desarmando posiciones preparándose para ese posible escenario".
El comportamiento de los fondos de inversión puede parecer apresurado si se considera que la medida recién comenzaría a ser evaluada en febrero de 2009 y podría confirmarse en mayo de ese año. Pero lo cierto es que la posible caída de Argentina de la categoría de "mercados emergentes", podría profundizar aún más la venta de acciones y de bonos, empujado así a los precios, que ya tuvieron fuertes retrocesos desde que estalló el conflicto entre el campo y el Gobierno.
No son pocos los administradores de fondos que redujeron la presencia de acciones o bonos argentinos en su cartera de inversiones. Bill Rudman, de WestLB Mellon Asset Management, vendió sus acciones de Telecom al reducir su cartera argentina del 2% al 0,5% del total de sus inversiones en emergentes.

sábado, 21 de junio de 2008

Síntomas preocupantes en el frente externo

Sse acelera la pérdida de inversiones
La Argentina dejaría de ser un "mercado emergente" para convertirse en un "mercado de frontera"
Lo confirmó la consultora Merrill Lynch. A la categoría más baja del mundo bursátil la integran Jamaica, Ecuador y Costa de Marfil, entre otros.
Ayer se confirmó oficialmente que el país tiene altas posibilidades de ser eliminado del índice más representativo que mide la actividad de los mercados definidos como “emergentes”: el MSCI Emerging Markets, del banco de inversión Morgan Stanley.
Según explicó esta mañana el diario El Cronista, la Argentina estaría a punto de caer “en la categoría más baja que existe en todo el planeta bursátil: la de los mercados de frontera (MSCI Frontier Markets)”. En esta categoría figuran países como Ecuador, Jamaica , Costa de Marfil y Nigeria, entre otros.
La confirmación oficial vino ayer de parte de la entidad financiera Merrill Lynch, que en un comunicado ratificó que el descenso se definirá en una serie de rondas de consultas que comenzarán en enero y finalizarán en mayo.
Según Merril Lynch, la caída a la categoría de mercado de frontera es un hecho “a no ser que se observen mejoras significativas en las restricciones al capital”. Consultados por El Cronista, varios analistas argentinos coincidieron en que “no sorprende, pero es triste”.
Varios datos hacen pensar que la caída es inevitable. Según el diario brasileño Valor Económico, “el mercado bursátil argentino está perdiendo inversores extranjeros al ritmo más acelerado desde el 2000”.
De acuerdo a la información publicada por el periódico económico más importante de Brasil, “cerca de mil fondos de inversión vendieron 157 millones de dólares en acciones argentinas durante el mes de mayo”.

lunes, 9 de junio de 2008

KLIKSBERG: ÉTICA Y ECONOMÍA

Para Kliksberg "hay que vincular ética y economía”. Ello no habla sólo de números sino de valores humanos y de igualdad social.
Es un economista diferente. Dice que “los países más éticos son los más desarrollados” y que, “en la Argentina, el egoísmo no es una patología congénita”.


Hombre de fe. Kliksberg es una persona con un profundo sentido religioso. “No tengo una esperanza ilusoria, me baso en los datos. La ética hace a los países más eficientes y al ser humano, más pleno y feliz”, asegura.


Bernardo Kliksberg tiene un hablar pausado, cansino. “No soy un iluso. Soy un hombre de esperanza”, dice, y sentencia: “Hay que volver a vincular la economía con la ética”. Autor, junto al premio Nobel de Economía 1998 Amartya Sen, del libro Primero la gente. Una mirada desde la ética del desarrollo a los principales problemas del mundo globalizado, este hombre esmirriado que toma un austero jugo de naranja en un bar de Barrio Norte es el asesor principal de la Dirección del Programa Regional del PNUD para América Latina y uno de los impulsores de la teoría de la responsabilidad social de las empresas.

Sus libros anteriores, Hacia una economía con rostro humano y Más ética, más desarrollo, fueron verdaderos best seller económicos “La desigualdad actual tanto a nivel planetario como latinoamericano no tiene antecedentes históricos, es grosera –denuncia Kliksberg–. Latinoamérica tiene la peor desigualdad del planeta. En Estados Unidos, la diferencia entre el 10% más rico y el más pobre es de 13 veces, pero en América Latina es de 50.

En Noruega, el país más evolucionado socialmente, es sólo de 6 veces. Durante muchos años el tema de la desigualdad en América Latina fue marginado e ignorado, lo que llegó a su apogeo en la Argentina de los 90, donde las medidas económicas generaban desigualdad permanentemente. Ahora el tema está en el centro de la escena, primero por una cuestión ética, pero también porque es disfuncional para la economía, reduce el mercado interno, mata al consumidor y obstruye la capacidad de ahorro nacional.”

–En su libro usted habla de más de una desigualdad, ¿cuáles son? –La desigualdad no es una sola, se habla sólo de los ingresos, pero en el libro propongo cinco tipos distintos: la del ingreso, la del acceso a los activos productivos (como la tierra), al crédito, a la educación y a la salud. Ésta es una región bendecida por la divinidad, que tiene una tercera parte de todas las aguas limpias del planeta tierra, pero hay 60 millones de personas sin agua potable, 120 millones sin instalaciones sanitarias, 130 viviendo en tugurios. Esas desigualdades minan la salud y provocan muertes, el año pasado murieron 300 mil niños en América Latina por pobreza y 23 mil madres durante el embarazo, una tasa muy superior a las internacionales.

–América Latina no es la región más pobre del mundo, sin embargo es la más desigual, ¿por qué?– 
No es producto de la naturaleza ni de los españoles, a los que se les echa la culpa por lo que pasó hace 500 años. Es producto de las políticas económicas que se aplican en la actualidad. Hay medidas que aumentan la desigualdad y otras que la reducen. En América Latina vinieron las dictaduras con su lema de achicar el Estado y agrandar la Nación y después las medidas económicas ortodoxas. En la Argentina de Carlos Menem la desigualdad se duplicó como consecuencia de las medidas: se concentró el crédito en manos de oligopolios, hubo privatizaciones, desnacionalizaciones, etcétera. No es que hay pobreza y hay desigualdad, hay pobreza porque hay desigualdad.

–¿Por qué las elites no asumen la desigualdad como un problema? ¿Por qué los países se suicidan?– 
No se trata de países. Hay dictaduras donde sólo opinan los tiranos, que simplemente quieren salvar su vida, proteger lo suyo, y hay democracias de alta intensidad y de baja intensidad. En las de alta –los países nórdicos–, todo el mundo opina sobre todo permanentemente, y si hay errores los gobiernos cambian, la gente es la dueña de las decisiones, en cambio en América Latina domina la democracia de baja intensidad, una versión mediocre, se vota una vez cada cuatro años y el gobernante no tiene mayores controles. Ahora, eso está cambiando. Hay una profundización de la democracia en el continente. Y la prueba es que entre 1993 y 2006 trece presidentes fueron destituidos antes de terminar su mandato, no por golpes militares sino por la población civil, sin dañar el proceso institucional. La ciudadanía está más activa y ésa es la garantía de que las elites finalmente van a sincronizarse más con las necesidades sociales. Así que habrá mejor representabilidad política.

–Su idea de la concertación social más distribución de la riqueza es filosóficamente sólida pero, teniendo en cuenta la naturaleza del ser humano, ¿no es impracticable?– 
Se necesita que haya una gran discusión sobre la ética y la economía, pensando en el mediano y el largo plazo. 

Como en las sociedades donde la ha habido –Finlandia, Noruega, Suecia, Holanda, Canadá–, donde la gente ha discutido la eticidad de las políticas públicas, no en abstracto, donde ha discutido la responsabilidad ética de los actores sociales, de los funcionarios, pero también de los empresarios privados, la responsabilidad social de las empresas, de los medios masivos de comunicación. 

La ética debe regular la economía y hacerle acordar que la meta última es que la gente debe vivir con más libertad, y que no puede vivir en libertad si no tiene salud ni agua ni luz. Si la ética empieza a regir la economía, el asunto de la igualdad surge como tema central. En Noruega la distancia entre el más rico y el más pobre es de 6 a 1, los empresarios, cuando discuten los salarios, no lo hacen por paritarias obligatorias; hay una cultura en cuanto a que la distancia no puede ser mayor, la sociedad cree en el ecualitarismo. 

Y los empresarios noruegos ganan mucho menos que los de otros países desarrollados, pero explican que a cambio tienen una sociedad armónica, coherente, y tienen una participación de sus obreros en las fábricas con niveles de productividad mucho más altos. 

En Noruega está muy mal visto ser muy rico, porque el valor allí es la igualdad. En América Latina hace falta recorrer un largo camino para crear una cultura pro igualdad, pero hay países como Costa Rica, que es pobre en recursos naturales pero tiene una cultura pro igualdad muy fuerte, con un consenso político para invertir en educación y salud. Una economía que no sea medida en metas éticas –bajar la mortalidad infantil y la mortalidad materna, que haya oportunidad para chicos excluidos– es tecnocrática, se agota en sí misma y es ineficiente.

–La concertación social necesita de una noción de colectividad que permita sacrificar la ganancia particular en bien de un todo, ¿cómo se consigue eso en la Argentina?– 
En la Argentina, en los momentos de hundimiento, con un 58% en la pobreza, se movilizaron como voluntarios 10 millones de personas. El egoísmo en nuestro país no es una patología congénita. Hay un impulso a la solidaridad, que hay que educar y abrirle camino. No tengo una esperanza ilusoria, me baso en los datos. Los países más éticos son los más desarrollados. La ética hace a los países más eficientes y al ser humano más pleno y feliz. No es una imposición; está en la naturaleza del ser humano.

miércoles, 4 de junio de 2008

Crisis mundial de alimentos

La ONU pidió medidas "urgentes" para frenar la crisis de alimentos mundial
El secretario general de la organización, Ban Ki-moon, señaló la necesidad de "reaccionar inmediatamente" para frenar la ola de hambrunas. "Es una batalla que no podemos perder", advirtió en la cumbre que se realiza en Roma. PREOCUPADOS. Ban Ki-moon y el director general de la FAO, Jacques Diouf, se refirieron a la situación alimentaria mundial. (AP)
El secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, le pidió hoy a la comunidad internacional medidas "urgentes" para contrarrestar la crisis de alimentos mundial. "No podemos perder la batalla contra el hambre", advirtió en la cumbre que la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO) celebra en Roma.
"No podemos fracasar. Es una lucha que no podemos perder, el hambre crea inestabilidad y tenemos que reaccionar unidos e inmediatamente", dijo al pronunciar su discurso ante los 193 jefes de Estado y de Gobierno que se dieron cita en la capital italiana.
La conferencia -que comenzó ayer- pretende establecer compromisos concretos contra el hambre e impulsar las inversiones para aumentar la productividad agrícola. Por ello, Ki-moon consideró que un rápido plan de acción debe contener "medidas inmediatas para lograr precios razonables" para los alimentos.
Este plan, continuó, debe ponerse en marcha "urgentemente" porque "millones de
personas no esperan".
"Es un asunto que afecta todo el mundo, consumidores y campesinos. Invito a
los dirigentes del mundo a comprometerse aquí en Roma a luchar contra el hambre
conjuntamente con los países y las organizaciones de la sociedad civil",
agregó.
La ONU considera que se necesita un esfuerzo financiero de 15.000 a 20.000 millones de dólares anuales para combatir la escalada de los precios de los alimentos. Esta suba -la mayor registrada en los últimos treinta años- provoca olas de hambrunas en países de África, Asia y América Latina.
Por su parte, el presidente del Banco Mundial, Robert Zoellick, señaló que es clave suprimir las barreras comerciales a las exportaciones, que estimulan el aumento del
precio de los alimentos y golpean a las poblaciones más pobres del planeta.
"Tenemos que hacer un llamamiento mundial para que se eliminen las restricciones y las barreras aduaneras a las exportaciones. Esos controles alientan la subida de los precios y afectan a las poblaciones más pobres del planeta que luchan por los alimentos", declaró.
Este pedido fue apoyado por buena parte de los países latinoamericanos, entre
Argentina y Brasil, que reiteraron sus críticas en la cumbre al "proteccionismo" de Europa y Estados Unidos.
El titular del Banco Mundial presentó un programa para luchar contra las hambrunas y convertir "los precios elevados de los alimentos en una oportunidad para desarrollar la agricultura mundial".
"La decisión aquí en Roma es clara. O millones de personas tienen qué comer
o no tienen nada", aseguró Zoellick.

lunes, 2 de junio de 2008

JORGE CASTRO. ARGENTINA, POTENCIA ALIMENTARIA


Jorge Castro. 2008. 
El mundo ha ingresado en una era histórica de altos precios de los alimentos. Se estima que, en los próximos 10 años (2007-2017), habrá un incremento de 20% promedio en los precios de las carnes; de 30% en los del azúcar; de 40%/60% en el trigo, el maíz y la leche en polvo; de 60% en las oleaginosas y mantecas; y de 80% en los aceites vegetales.

Estas estimaciones constituyen sólo un piso del nivel efectivo de los aumentos, que “podrían ser netamente superiores”, según señala el informe presentado esta semana en París por la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación) y la OCDE (Organización de Cooperación y Desarrollo Económico).

FAO/OCDE presumen que el crecimiento de la economía mundial de los últimos cinco años –en que el ingreso real per cápita aumentó 4,3% anual, el nivel más alto de la historia del capitalismo desde la Revolución Industrial (1780)– continuará en la próxima década. Sostienen también que la población mundial ascenderá a 7.400 millones de habitantes en 2017, con una tasa de incremento poblacional de 1,1% anual, inferior a la de los últimos 10 años.

En el mundo en expansión que prevén FAO/OCDE, los aceites vegetales encabezarán el auge de la demanda de alimentos, con un crecimiento de 50% hasta 2017. China, considerada individualmente, representará la mitad de ese incremento mundial. Estados Unidos tendrá en 2017 una cosecha de maíz de 500 millones de toneladas, una cifra superior a la demanda mundial del año pasado. De ese total, 40% se destinará a la producción de etanol. 

Significa que EE.UU. dedicará para producir este biocombustible un porcentaje de su cosecha de maíz superior a su saldo exportable. La consecuencia es que –de acá a 2017– EE.UU. saldrá del mercado mundial como potencia maicera, y dejará un vacío que sólo podrá ser cubierto por dos o tres países (uno es Argentina).

El indicador fundamental del consumo de alimentos en los próximos 10 años (aceites vegetales) tendrá tres protagonistas de orden mundial, según FAO/OCDE. En primer lugar, China, que se convierte en el segundo importador mundial de aceites vegetales, después de la Unión Europea; y consolida su primacía como principal importador de granos oleaginosos (soja, ante todo). El segundo es Brasil, que amplía su participación en las exportaciones de granos aceiteros del 30% en 2008 al 40% en 2017; y superará, entonces, a EE.UU. como el principal exportador mundial. El tercero es Argentina, que reafirma su estatus como el mayor centro mundial de producción aceitera y principal plataforma de envíos de aceites y granos de soja al mundo.

FAO/OCDE coinciden, en lo fundamental, con las previsiones del Banco Mundial, que fija hasta 2015 (2004 = base 100) la siguiente curva de precios: el precio del maíz ascenderá a 155; el trigo a 157; los porotos de soja a 127; el aceite de soja a 119. Por eso, The Economist sostiene que su índice de precios de los alimentos en el mercado mundial está en su mayor nivel histórico desde que lleva registros (1845); y se incrementó un tercio en sólo un año (2007). 

El aumento del nivel general de precios en el mercado mundial, y sobre todo su carácter estructural –de largo plazo, en lo esencial irreversible–, ha provocado una severa crisis alimentaria que afecta a 862 millones de personas en 36 países (21 de ellos en Africa). La cuestión alimentaria se ha transformado así en uno de los pilares fundamentales de la política mundial; y sucede con los alimentos algo semejante a lo ocurrido con el petróleo y las fuentes de energía. Todos los países productores y exportadores de petróleo aumentaron su estatus geopolítico en los últimos 15 años, sobre todo a partir del año 2000. 

Es el caso de Irán, Rusia, Venezuela y Arabia Saudita, entre otros. Es probable que en la próxima década algo similar ocurra con los grandes productores y exportadores de alimentos, cuya importancia en la política mundial estará en relación directa, no a su nivel de armamentos ni a su PBI, sino a su condición y potencialidad como líderes alimentarios.
FAO/OCDE identifican tres grandes potencias alimentarias, al menos en términos virtuales (todas del mundo emergente): India (1.100 millones de habitantes), Brasil (184 millones de habitantes) y Argentina (38 millones de habitantes).

Argentina, notoriamente, es la menos poblada de las tres grandes “virtualidades alimentarias”. De ahí que su importancia estratégica en el mercado mundial sea superior a su condición productora. A diferencia de las otras dos grandes potencias alimentarias, Argentina no coloca en el mercado internacional el saldo que le resta después de satisfacer a un gigantesco mercado interno, sino que destina allí la masa de su producción.

El agro argentino es el octavo productor mundial de alimentos, pero el quinto exportador en el mercado internacional. Suma a su diferencia estratégica una superior competitividad, en términos de productividad, innovación, y utilización y desarrollo de las tecnologías más avanzadas.

El capitalismo en su fase de globalización “no explota sino que margina”; sólo incorpora a su mecanismo de acumulación a aquellos países, regiones, actividades o fuerzas de trabajo que le resultan relevantes. Los que no son relevantes, son marginados. En esta fase, adquiere toda su dimensión la advertencia formulada por Joan Robinson: “Hay una sola cosa peor que ser explotado por el capitalismo, y es no ser explotado en absoluto”.

FAO/OCDE han establecido un nuevo orden de prioridades –y por lo tanto de relevancia–, ante todo para tres países: uno de Asia y los otros dos de América del Sur.