domingo, 27 de septiembre de 2020

THOMAS FRIEDMAN: SI GANA TRUMP, TENDREMOS ALGUNA FORMA DE GUERRA CIVIL EN EE.UU.

Thomas Loren Friedman es un periodista y escritor estadounidense, tres veces ganador del Premio Pulitzer. Es columnista de The New York Times.Thomas Loren Friedman es un periodista y escritor estadounidense, tres veces ganador del Premio Pulitzer. Es columnista de The New York Times. Fuente: Archivo - Crédito: Silvana Colombo

Hugo Alconada Mon. 26 de septiembre de 2020

¿El vaso medio lleno, según Tom Friedman, el legendario analista internacional de The New York Times? "La pandemia puede ser la mayor creación destructiva de todos los tiempos. Veremos aparecer empresas nuevas e increíbles".

¿El vaso medio vacío, según el tres veces ganador del premio Pulitzer? "Estamos en el momento más peligroso para la democracia estadounidense de toda la historia". ¿Y eso qué puede importarle a quienes no viven en Estados Unidos? Mucho, explica Friedman a LA NACION, por todo lo que ese país significó para el mundo desde la Segunda Guerra Mundial.

"¿Quién diablos querría emularnos hoy?", desafía, para luego trazar la que considera la hoja de ruta para el desarrollo. "Estados Unidos debe volver a lo que lo hizo grande: a las inversiones inteligentes en educación e infraestructura, a una ética protestante de trabajo duro, a investigaciones financiadas por el gobierno, a fijar las reglas correctas para incentivar la toma de riesgos, evitando al mismo tiempo la temeridad, y a fomentar la inmigración para atraer a los emprendedores que estén dispuestos a arriesgarse, a los más activos y de alto coeficiente intelectual del mundo. Eso es lo que importa, seas la Argentina o Estados Unidos", plantea.

"Porque si no tienes la base correcta, nada más importa", insiste. "Sea Estados Unidos o la Argentina, mejor que estemos construyendo cimientos realmente sólidos porque el mundo será más inestable de lo que era".

-¿Qué es lo que más le preocupa durante esta pandemia, excluyendo muertes y contagios?

-Que estamos teniendo nuestra segunda guerra civil en Estados Unidos. Comencé mi carrera cubriendo la segunda guerra civil en el Líbano; nunca pensé que terminaría mi carrera cubriendo la segunda guerra civil en Estados Unidos. Pero ahí es donde estamos. ¿Tenían los estados del sur el derecho soberano de separarse de la Unión? El presidente Lincoln reafirmó que no y lanzó la Guerra Civil para evitarlo. Pero también se trató de una cuestión cultural y moral. ¿Tenía la mayoría blanca el derecho de esclavizar a la minoría negra? Ahora, nuestra segunda guerra civil es por una cuestión cultural subyacente: ¿Cuál será la relación entre la nueva mayoría minoritaria en Estados Unidos y la próxima minoría blanca? Esa transición ocurrirá alrededor de 2045. Y a eso se suma una pregunta estructural: ¿Cuál es la relación entre la política y las cosas de las que se supone que trata la política?

-¿Puede expandirlo?

-La política no puede tratar sobre sí misma. No podemos tener derecha e izquierda discutiendo por discutir. Pero, ¿qué pasa cuando todo se vuelve política? Están discutiendo sobre la pandemia. ¿Cuándo se convirtió en algo político llevar un tapabocas? ¿Cuándo se convirtió en algo político mantener el distanciamiento social durante una pandemia? ¿Cuándo se convirtió el cambio climático en algo político? Si todo se convierte en discusión política, no puedes tener una democracia que funcione. La política tiene que tratar sobre el bien común. Pero, ¿qué pasa si no podemos definir el bien común? ¿Y si hemos destruido a los adjudicatarios del bien común, como los tribunales? Cuando todo se vuelve política, se acaba la política y es el fin de la democracia. Eso está pasando aquí, en Estados Unidos, y es lo que más me preocupa.

-¿Puede darse una verdadera guerra civil?

-Cuando presionas, presionas y sigues presionando y dejas a la gente con la sensación de que le estás cambiando las reglas de forma permanente y que nunca podrán revertirlo, realmente estás cortejando la violencia. No sé qué pasará. Pero vivo en un país donde mucha gente tiene armas. ¡Alguien envió veneno al presidente [Trump] hace unos días! Creo que la gente realmente se está acercando al límite y estoy extremadamente preocupado por eso. Encima, todo esto está inflamado por las redes sociales, cuyo verdadero modelo de negocios es enfurecer a la gente y destruir la verdad. Entonces, cuando juntas todo esto, cuando tienes plataformas como Facebook donde pueden circular teorías conspirativas y un presidente que erosiona aún más la política... creo que estamos en el momento más peligroso para la democracia estadounidense de toda la historia.

-¿Qué avizora como escenario post-pandémico? Sus columnas denotan preocupación por el cambio climático, los efectos de las redes sociales o el cisma entre Estados Unidos y China...

-Creo que el cambio climático es el problema número uno... Llamémoslo el "desafío sanitario". Porque estamos en medio de dos problemas sanitarios. Por un lado, porque la pandemia fue provocada por la destrucción del medioambiente a medida que China avanzó sobre áreas hasta entonces silvestres, destruyendo ecosistemas y dejando especies como murciélagos, ratas y primates sin sus predadores naturales. Estos animales evolucionaron con sus propios virus, y uno de esos virus resultó ser el Covid19. Cuando los vendieron en los mercados, invitaron al virus a pasar a los humanos. Eso es lo que pasó. Pero eso se combina con el segundo problema sanitario: estamos viendo incendios forestales y tormentas de proporciones bíblicas en California, por ejemplo, que demuestran que la madre naturaleza está en la boleta electoral de Estados Unidos en 2020.

¿Cómo es eso?

-La diferencia entre Joe Biden y Trump es muy clara. Lo que hace Trump con la salud y el medioambiente es enfrentarlos. Plantea que puedes usar un barbijo o puedes tener un trabajo. Puedes enviar a tu hijo a la escuela o puede usar un tapabocas. Enfrenta a la ciencia con la economía. Con Trump la ecuación es siempre tu dinero o tu vida. Por el contrario, Biden y otras personas cuerdas dicen: "No, no es una cosa o la otra; ¡son ambas!". Si usas un barbijo, puedes tener un trabajo, puedes volver a trabajar antes. Y la forma de ir a la escuela es usando un tapabocas. Entonces, para Biden, es tu dinero y tu vida, si eres inteligente. Ese es el contraste entre ambos.

-En sus columnas de los últimos dos años es notable cómo una y otra vez remarca la falta de liderazgo en Estados Unidos y en el ámbito internacional. ¿Cuáles son sus consecuencias?

-No hay duda de que otro subproducto de las redes sociales es el aumento en la toxicidad de entrar en la política. Eso acentuó esta increíble "selección negativa" que tenemos hoy para entrar en política y nos lleva a seleccionar a un sociópata como Donald Trump y a un veterano como Biden. ¡Vamos! Sea en Argentina o en Estados Unidos, ambos conocemos a gente joven e inteligente. Los vemos y pensamos: "¡Wow! ¿Por qué no se postula ella para presidente?", "¿Por qué no está él compitiendo?". ¿O no? Pero ambos sabemos la respuesta: porque involucrarse en política es muy tóxico, es muy feo. La gente puede decir cualquier cosa sobre vos, puede destruir tu vida. Entonces obtienes una selección negativa. Es lo que estamos obteniendo en todo el mundo. Obtienes a [Jair] Bolsonaro, obtienes a [Vladimir] Putin, a [Rodrigo] Duterte en Filipinas. Son las únicas personas que pueden hacer frente al destrato y a las difamaciones que conllevan una carrera política.

-El año pasado abogó por el juicio político contra Trump y planteó que estas elecciones presidenciales podrían conllevar el fin de la democracia en Estados Unidos; y en julio de este año destacó que Trump puede ganar. Eso: ¿Y si gana Trump?

-Si Trump gana, se sentirá completamente libre de ataduras. Sentirá que los votantes lo validaron a pesar de todas las cosas que hizo, como lo de Ucrania [en alusión a la presión que ejerció sobre el gobierno de ese país para que promoviera teorías conspirativas contra Biden y el Partido Demócrata], entre otras acciones. Estados Unidos, tal y como lo conocemos, no será el mismo. El daño que causará a nuestras instituciones y a la política será demasiado grande. Tendremos alguna forma de guerra civil. No será una guerra civil caliente, pero se pondrá muy, muy feo en Estados Unidos.

-En semejante contexto, ¿cuál es la salida para Estados Unidos y otros países que afrontan una polarización creciente, dificultades económicas y sociales y tanto más? ¿Reafirma las premisas de disrupción, innovación, creatividad y versatilidad, entre otras, que expuso en su libro La Tierra es plana? ¿O esta pandemia trastocó esas pautas?

-La pandemia nos está trayendo destrucción creativa con esteroides. Ya está pasando y vamos a experimentar ambas facetas de esa expresión schumpeteriana de una manera muy clara y muy potente. Primero, porque nunca antes hubo tantas personas con acceso a herramientas baratas de innovación como hoy. Nunca. Y jamás ocurrió esto con tasas cero de interés [en Estados Unidos, Japón y Reino Unido, entre otros]. Y nunca hubo, tampoco, tantas personas en condiciones de acceder a computadoras de IBM o Microsoft como ahora. Entonces, cuando se juntan esos tres factores y, por el otro lado, una cantidad increíble de problemas de salud, laborales y educativos, se da todo para una explosión de destrucción creativa. La pandemia puede ser la mayor creación destructiva de todos los tiempos. Veremos aparecer empresas nuevas e increíbles. Y veremos que algunas de las grandes empresas tradicionales terminarán aplastadas. Va a pasar; la pandemia solo lo está acelerando.

-¿Es de algún modo, y pese a todo, optimista?

-Suelo ser optimista porque uso muchas drogas [risas] Es un chiste. No tuitees eso [risas; luego cambia el tono de su voz]. Me resulta muy difícil ser optimista en este momento. El mundo como lo conocemos desde la Segunda Guerra Mundial ha disfrutado de mucha prosperidad y mucha paz en términos generales. Se registraron episodios de tremenda violencia y tenemos focos terribles de pobreza, sí, pero el mundo ha mantenido una pendiente ascendente. Eso se debió a que hubo un Estados Unidos saludable que promovió las instituciones, que tomó la iniciativa cuando se presentaba una crisis y organizaba la respuesta, ofreciendo ayuda y consuelo a los damnificados, respondiendo con una respuesta basada en la ciencia. Pero en esta pandemia no hemos visto nada de eso. No hemos buscado liderar la coalición global. Al contrario, nos retiramos de la Organización Mundial de la Salud. Tampoco hemos brindado ayuda ni consuelo a prácticamente nadie. Y Dios sabe que no hemos brindado soluciones basadas en la ciencia. Todo esto explica por qué estamos viendo hoy un déficit de democracia en el mundo. El ideal de la democracia alcanzó su cima en la década de 1990, después que Estados Unidos ganó la Guerra Fría porque la emulación es la fuerza más poderosa en política. Cuando la gente ve que algo funciona quiere emularlo, y la gente quiso emular lo que veía en Estados Unidos. Pero ahora lo que estamos mostrando como país está llevando a mucha gente a plantearse emular a China. "Mira cómo lidiaron con la pandemia. Tampoco tiene una Internet donde cualquiera puede difundir mentiras. Sí, claro, no puedes escribir un artículo de opinión criticando a Xi Jinping, y, sí, debes tener un puntaje de crédito social. Sí, sí, ok. Pero la vida en China parece ser estable y avanzar, mientras que la vida en Estados Unidos parece un caos total". ¡Y es así! ¿Quién diablos querría emularnos hoy? Hoy no somos el país que creemos que somos, ni somos el país que el mundo creía que éramos.

-¿A qué debemos prestarle atención?

-Estados Unidos está ahora en una guerra fría con China porque China jugó fuerte y Estados Unidos no estuvo a la altura. China creció con trabajo duro, retrasando sus gratificaciones, invirtiendo inteligentemente en educación, en infraestructura, en investigaciones financiadas por el gobierno, y robando la propiedad intelectual de terceros y firmando acuerdos comerciales no recíprocos. Se expandió con buenas y muy malas artes. Mientras tanto, Estados Unidos debe volver a lo que lo hizo grande: a las inversiones inteligentes en educación e infraestructura, a una ética protestante de trabajo duro, a investigaciones financiadas por el gobierno, a fijar las reglas correctas para incentivar la toma de riesgos, evitando al mismo tiempo la temeridad, y a fomentar la inmigración para atraer a los emprendedores que estén dispuestos a arriesgarse, a los más activos y de alto coeficiente intelectual del mundo. Eso es lo que importa, seas la Argentina o Estados Unidos. Porque si no tienes la base correcta, nada más importa. Si no construyes una base dura como un diamante, como país, como empresa, como periódico o, en nuestro caso, como periodista, la palabrería no te salvará. ¡Basta de quejarnos y de lloriquear! ¡Lo importante es la solidez de lo que construyes! Sea Estados Unidos o la Argentina, mejor que estemos construyendo cimientos realmente sólidos porque el mundo será más inestable de lo que era.

-¿Hay alguna pregunta que no le hice y le gustaría responder?

-No, abordamos todos los temas en los que estaba pensando. Por eso las respuestas salieron tan fácilmente [risas].

Biografía

Nacido en 1953, en Minneapolis, asistió a las universidades de Minnesota y Brandeis, como así también a la Universidad Hebrea de Jerusalén y a la American University en El Cairo, y se graduó con honores en Estudios Mediterráneos

Tras ganar una beca y completar su maestría en Estudios del Medio Oriente en la Universidad de Oxford, en 1978 comenzó a trabajar para United Press International (UPI), que un año después lo designó corresponsal en Beirut, donde cubrió la guerra civil

En 1981 comenzó a trabajar para The New York Times y en los años posteriores ganó sus dos primeros premios Pulitzer por su cobertura internacional, para luego publicar el libro De Beirut a Jerusalén, ganador de múltiples premios

Tras trabajar como corresponsal jefe ante la Casa Blanca, en 1995 pasó a escribir las columnas internacionales del Times, que le valieron su tercer Pulitzer en 2002, además de 16 títulos honoris causa y otros reconocimientos, como la Orden del Imperio Británico.

martes, 15 de septiembre de 2020

"ARGENCHINA": POR QUÉ CHINA DESPLAZÓ A BRASIL COMO EL MAYOR SOCIO COMERCIAL DE ARGENTINA

Marcia Carmo. De Buenos Aires para BBC News Brasil. 27 agosto 2020

El cambio en las relaciones comerciales entre Argentina y Brasil se debe a varios factores, incluyendo la pandemia de covid-19 y las desavenencias entre Jair Bolsonaro e Alberto Fernández.

Por primera vez en la historia, China desplazó a Brasil como el mayor socio comercial de Argentina. Este hecho inédito, que pasó casi desapercibido, ocurrió en septiembre y octubre de 2019, cuando Argentina exportó US$ 74 millones más al país asiático que al mercado brasileño. En octubre, la diferencia a favor de China fue menor, de US$ 37 millones.

En ese momento los números no llamaron mucho la atención. Pero el tema cobró relevancia luego de que China superara a Brasil como socio comercial argentino por tres meses consecutivos, abril, mayo y junio, y por un volumen mayor. En abril, las exportaciones argentinas a China alcanzaron los US$509 millones, principalmente en soya y carne bovina, un aumento de 50,6% en relación al mismo período de 2019.

 En el caso de Brasil, la exportaciones a Argentina sumaron US$393 millones, cuando en el mismo período en 2019 habían llegado a US$907 millones, lo que representa una caída de casi dos tercios, según datos del Instituto Nacional de Estadística de Argentina (Indec). En el mismo período, Argentina importó más de Brasil que de China, aunque el país asiático cerró el mes con un saldo positivo de US$98 millones en el comercio bilateral, mientras que Brasil tuvo un déficit de US$132 millones.

 ¿Cómo logró China desplazar a Brasil como el mayor socio comercial de Argentina?

 La pandemia de coronavirus, que desaceleró y hasta paralizó la industria, es uno de los principales motivos que explican el cambio, según especialistas consultados por BBC News Brasil. El sector industrial, especialmente el automotriz, representa por lo menos el 40% del intercambio comercial entre Brasil y Argentina.

 Por otro lado, la producción y exportación de granos no sufrió el mismo impacto y continúa siendo el pilar de las exportaciones de Argentina y de otros países de la región hacia China. Aún así, a pesar de las circunstancias actuales, no hay dudas de que Argentina y China vienen consolidando sus lazos, mientras los vínculos con Brasil se han "enfriado", de acuerdo a los especialistas.

 "ArgenChina"

El acercamiento de Argentina con China va más allá del comercio. Un ejemplo es el observatorio espacial chino para misiones a la Luna que va a ser instalado en la provincia argentina de Neuquén, en la Patagonia.

 Otro ejemplo es la producción china de carne porcina a gran escala en territorio argentino, destinada al mercado del país asiático. China se ha vuelto tan importante para Argentina que la revista Noticias ilustró recientemente su portada con el título "ArgenChina, las nuevas relaciones carnales" (esta última expresión era usada antes en relación a la aproximación de Argentina a Estados Unidos).

 El presidente argentino Alberto Fernández aparece en la portada, en un fotomontaje, con un sombrero cónico. Por otra parte, la relación comercial entre Argentina y Brasil se viene debilitando. El presidente de Brasil, Jair Bolosonaro, no ha hablado con Fernández desde que el mandatario argentino tomara posesión de su cargo hace ocho meses, algo inédito en la relación entre ambos vecinos.

 El silencio entre los gobernantes generó especulaciones sobre hasta qué punto ese distanciamiento político, sumado a quejas de Brasilia por barreras comerciales a productos brasileños, puede estar perjudicando las relaciones entre ambos países. "La relación con China tiene que ser vista desde tres ángulos: el económico, el político y el estratégico", le aseguró Raúl Ochoa, profesor de relaciones internacionales de la Universidad Nacional Tres de Febrero (Untref) en Buenos Aires, a BBC News Brasil.

 "Existe la impresión de que, debido a las características de Bolsonaro, China está buscando un segundo actor en la región". Ochoa señaló que Brasil, por sus dimensiones, habría sido el territorio natural para la producción de carne porcina que China ahora planea desarrollar en Argentina.

 "Claramente, China no quiere centralizarse solamente en un país", afirmó el académico. Marcelo Elizondo, de la consultora DNI, fue más allá, y aseguró que China no mira solo hacia Argentina como una alternativa a Brasil, "porque China precisa de todos, desde los recursos mineros de Perú a los peces de Chile, por ejemplo".

 Sin dilema

China es el principal socio comercial de Brasil. Durante la pandemia algunas autoridades brasileñas criticaron a China. Y políticos de la oposición en Brasil criticaron a su vez la postura de "alineamiento" del gobierno de Bolsonaro al discurso del presidente Donald Trump en Estados Unidos, según señaló bajo condición de anonimato un ex ministro de Relaciones Exteriores brasileño.

 Durante un reciente encuentro promovido por la organización empresarial estadounidense Council of the Americas, Sergio Amaral, exembajador brasileño en Estados Unidos, señaló que por sus dimensiones e intereses propios, Brasil "no puede caer en el dilema de tener que elegir entre China o Estados Unidos y debe relacionarse con los dos".

 De acuerdo a datos y predicciones de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL) divulgados a inicios de agosto, las exportaciones regionales a China tendrán este año una caída mucho menor que las ventas a Estados Unidos o entre los mismos países de la región.

 Mientras está prevista una retracción de 32% en las exportaciones regionales a Estados Unidos, y del 28% en las exportaciones entre países de la región, en el caso de China la reducción sería "apenas del 4%", según la CEPAL.

 "Temporaria"

"Lo que está sucediendo es coyuntural. Gran parte del comercio entre Brasil y Argentina está basado en automóviles", señaló Eva Bamio, de la consultora económica Abeceb. "El sector automotriz, que representa cerca del 40% de la balanza comercial entre los dos países, estuvo prácticamente parado en Argentina debido a medidas de prevención por el coronavirus. A medida que se retomen las actividades, la participación de Brasil como socio comercial se va a recuperar".

 En la evaluación de Elizondo, a pesar de la pandemia, las exportaciones primarias (no industriales) están aumentando de manera general y tienen como principal destino Asia. "Las personas siguen comprando alimentos, pero dejaron de comprar automóviles, por ejemplo. Otro motivo es que la recuperación de las economías asiáticas fue más rápida. Y lo mismo no ocurre con Brasil o Argentina", afirmó Elizondo. "Pero creo que el hecho de que China supere a Brasil como destino de exportaciones es algo temporario", agregó.

 Bamio apuntó además que los insumos médicos enviados por China a Argentina (y a otros países de América Latina), también pesaron en los resultados de la balanza comercial. "China fue el primer país en tener el coronavirus y en cerrar su comercio a inicio del año. Pero a partir de la reapertura las cosas cambiaron y China volvió a importar, lo que también se reflejó en las exportaciones de Argentina", señaló Bamio.

 El gigante asiático pasó a tener un papel más destacado en las exportaciones de Argentina y otros países de América Latina debido al ciclo de las materias primas o commodities, aseguró el economista Santiago Taboada, de la consultora OJF&Asociados.

 "En términos anuales, Brasil continúa siendo el principal socio comercial de Argentina, pero esa posición dependerá de lo que suceda con las dos economías este año", afirmó Taboada.

 Además de la industria automotriz, que no produjo ni un automóvil en abril durante la primera etapa de la cuarentena en Brasil, Argentina fabrica insumos ligados a éste y otros sectores que también estuvieron paralizados, como la producción de plásticos.

 Desvalorización del real

Otro factor que influyó en la perdida de espacio de Brasil ante China en el comercio argentino fue la desvalorización del real, señaló el economista Matías Rajnerman, de la consultora Ecolatina, fundada por el exministro de Economía Roberto Lavagna.

 "El impacto de la covid-19 en la actividad del gigante de América del Sur y la desvalorización de su moneda, que pasó de cerca de 4 reales por un dólar a fines de 2019 a 5,6 reales (un aumento superior al 30%), contrastaron con la recuperación, aunque débil, de China, el país más poblado del mundo". La relación entre los dos países suele verse afectada también por las críticas, principalmente del lado brasileño, contra medidas que dificultan la fluidez de los desembarques de productos de Brasil en Argentina.

 La semana pasada, sin embargo, el nuevo embajador de Argentina en Brasil, Daniel Scioli, afirmó al diario La Nación luego de reunirse con el presidente Bolsonaro en Brasilia que "ese asunto ya fue resuelto".

 Cuando los periodistas le preguntaron sobre la caída de cerca del 30% en el comercio bilateral, Scioli respondió que va a trabajar para que "el incremento del comercio sea de forma sustentable en cantidad y en calidad".

 Exploración aeroespacial

Hace pocos días, Argentina ratificó un acuerdo firmado en 2014 durante el gobierno de la expresidenta Cristina Fernández para la instalación de una "estación terrestre de seguimiento, comando y adquisición de datos" en la provincia de Neuquén, "para las misiones chinas de exploración interplanetaria en el marco del Programa Chino de Exploración en la Luna".

 Ambos países declararon que quieren trabajar juntos en el desarrollo de tecnología espacial, con fines pacíficos y beneficios mutuos. El mes pasado, la Comisión Nacional de Actividades Espaciales de Argentina, CONAE, informó queparticipa de la misión china que lanzó una sonda a Marte en julio desde la base de Hainan, en el sur de China.

 Central nuclear

En entrevista con BBC News Brasil, el ex embajador de Argentina en China, Diego Guelar, señaló que Argentina y China acordaron construir una central nuclear en la provincia de Buenos Aires, lo que representará una inversión de cerca de US$ 8 mil millones por parte del país asiático. 

Con esa central nuclear los dos países buscan generar energía para Argentina y vender productos ligados a ese sector a otros países de América Latina.

 BBC News Brasil intentó contactar al responsable del sector en el Ministerio de la Producción de Argentina, pero no obtuvo respuesta hasta la fecha de cierre de este reportaje.