jueves, 13 de junio de 2013

China apunta a crecer con la iniciativa privada

Emilio J. Cárdenas Ex Embajador de la República Argentina ante las Naciones Unidas
 Las cosas cambian. Con frecuencia. También en la milagrosa China, ya la segunda economía del mundo. Esto es evidente si advertimos que el nuevo gobierno chino acaba de anunciar que, de ahora en más, procurará seguir creciendo fuertemente, pero con una mayor participación del capital privado y mediante una ampliación de los sectores en los que florecerá la creatividad propia de la economía de mercado.
Esto supone competir abiertamente con todos en el mundo globalizado. Todo un cambio radical de orientación. Así lo ha confirmado expresamente, Li Keqiang, el nuevo primer ministro, parte del liderazgo que desde marzo pasado empuña el timón de China.
En sus propias palabras: “El mercado es el creador de la riqueza social y el trampolín del crecimiento auto-sostenido”. Por ello mencionó la necesidad de des-regular la gigantesca economía y disminuir el rol y la presencia directa del Estado en el ámbito del quehacer económico.
En momentos en que la economía del gigante asiático se ha desacelerado por la caída de las exportaciones al Viejo Mundo y a los Estados Unidos, sumada al evidente aumento de los costos laborales, a la disminución de la fuerza laboral que es consecuencia del envejecimiento general de la población, y a la apreciación de la moneda local.
Para ello ya se han dictado una serie de parámetros generales de política económica, con los que se delegará en el mercado y en la competencia muchas decisiones en materia de prioridad de inversiones y formación de los precios.
Para un país acostumbrado al dirigismo, esto es toda una sorpresa y ciertamente un desafiante cambio de dirección que, no obstante, previsiblemente encontrará las resistencias clásicas derivadas de los intereses creados y de los titulares de privilegios, así como de quienes operan en un ambiente de alta corrupción.
Las propuestas recientemente anunciadas incluyen aumentar los impuestos a los recursos naturales; avanzar gradualmente hacia la determinación de las tasas de interés a través del mercado; y permitir el ingreso paulatino del capital privado, nacional y extranjero, a algunos sectores importantes de la economía, tales como: el financiero, el energético, el ferroviario, el de las comunicaciones y eventualmente otros como la logística y los servicios en el área de la salud.
No se conoce aún cuales serán el camino crítico y los tiempos que se anticipan para poder alcanzar estos objetivos en particular.
Además, las directivas anticipan que habrán de relajarse, paso a paso, los controles de cambios y que será finalmente el propio mercado el que defina cual habrá de ser el valor real del ‘renminbi’, lo que, por lo demás, ya ha encontrado eco en algunos anuncios genéricos en la misma dirección que han sido formulados por el Banco de China.
Lo mismo que los ríos, los caminos de las naciones son, al propio tiempo, el resultado de los cambios que se van produciendo, sumado a la permanencia de algunas de las instituciones centrales de cada sociedad.