jueves, 6 de noviembre de 2008

Obama y América Latina

El fin de la hegemonía y un repliegue geopolítico
Con el regreso de los demócratas al gobierno de los Estados Unidos habrá seguramente un cambio importante de figuras y formas en las relaciones con el resto del continente. Pero, en lo fundamental, las líneas ya están trazadas y así continuarán.
Por: Jorge CastroLa política estadounidense ya no puede basarse en que Estados Unidos es el actor externo más importante en América Latina (lo que en términos prácticos, geopolíticos, implica hoy solo América del Sur). Si existió una era de hegemonía estadounidense en la región, ésta ha llegado a su fin", afirma el Council of Foreign Relations (CFR, 14/05/08).
El repliegue norteamericano de América del Sur, que se produjo el 11/09/2001, convirtió a la región en un área no hegemónica. Es una diferencia de fondo con respecto a la América Latina del Norte (de México a Panamá); y que ha completado el ciclo de su integración funcional con EE.UU.
Este repliegue estratégico no tiene un carácter circunstancial. Desencadenado por los ataques del 11 de septiembre, coincide ahora, en forma aparentemente irreversible, con el fin de la hegemonía estadounidense en la región. Obama se opuso al Tratado de Libre Comercio entre EE.UU y Centroamérica (más República Dominicana): CAFTA. El tratado fue aprobado en la Cámara de Representantes (2006) por dos votos de diferencia (217 a 215). Sólo 15 demócratas lo aprobaron.
También rechazó el Tratado de Libre Comercio con Colombia, firmado por George W. Bush y Alvaro Uribe (2007); y señaló su intención de modificar el NAFTA (Tratado de Libre Comercio de América del Norte), impulsado por Bill Clinton y aprobado por el Congreso en 1993, con el voto de 1/3 del bloque demócrata. Obama apoya la continuación del "Plan Colombia" para combatir el narcotráfico y fortalecer las instituciones civiles; y defendió la decisión de Uribe de realizar una incursión militar contra un campamento de las FARC situado en Ecuador (marzo 2008), en el que murió Raúl Reyes, número dos de la organización. Dijo Obama: "Colombia tiene derecho a golpear a los terroristas que buscan refugio más allá de sus fronteras".
También procura profundizar la integración funcional con México y Centroamérica, sobre todo en materia de seguridad, a través de una lucha conjunta, multi-estatal, contra los carteles de la droga y las bandas juveniles organizadas de carácter transnacional o "maras". La política exterior de EE.UU en América del Sur surge de un consenso demócrata-republicano desde 2007. El que ejecuta ese consenso es el Subsecretario de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Thomas Shannon.
Su prioridad en la región, que implícitamente admite su carácter no hegemónico, es Brasil; y luego el grupo de países gobernados por fuerzas de izquierda democrática volcadas a la globalización: Tabaré Vázquez en Uruguay; Michelle Bachelet en Chile; Alan García en Perú.
Respecto a los tres países de signo antinorteamericano (Venezuela con Hugo Chávez; Bolivia con Evo Morales; Ecuador con Rafael Correa) la política de Barack Obama -en su núcleo- será la misma que la de Shannon hoy: de contención y no de antagonismo.
La política del Departamento de Estado hacia la Argentina está definida. Consiste en la no aceptación de ningún conflicto, y atribuye a las denuncias del gobierno argentino sobre la "operación política" realizada por el FBI y la Justicia de Miami en el caso de la valija venezolana el carácter de un "mal entendido". Asume que la relación bilateral se funda en un status quo que acepta los términos de seguridad internacional de EE.UU, y no contiene ningún elemento de agenda positiva, ni en lo económico ni en lo político.
No hay retorno de la hegemonía norteamericana en América del Sur, ni siquiera bajo la forma del extraordinario atractivo (o "soft power") de Barack Obama.

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