La pandemia del coronavirus
está sacudiendo las suposiciones básicas sobre la excepcionalidad de los EE.UU.
Esta es quizás la primera crisis global en más de un siglo en la que nadie
busca que Washington lidere.
30/04/2020. Clarín.com. The
New York Times International Weekly
Por KATRIN BENNHOLD
BERLÍN — A medida que las
imágenes de las abrumadas salas de hospital de Estados Unidos y las
serpenteantes filas de desempleo han sido transmitidas en todo el mundo,
personas del lado europeo del Atlántico miran con incredulidad a la Nación más
rica y poderosa del mundo.
“Cuando la gente ve estas fotos de la ciudad
de Nueva York, dice: ‘¿cómo puede suceder esto? ¿Cómo es posible?’”, dijo
Henrik Enderlein, presidente de la Escuela Hertie, con sede en Berlín, una
universidad enfocada en políticas públicas. “Todos estamos pasmados”, agregó.
“Miren las filas de desempleo”.
La pandemia que está arrasando
en el mundo ha hecho más que cobrar vidas y medios de sustento desde Nueva
Delhi hasta Nueva York. Está sacudiendo las suposiciones fundamentales sobre la
excepcionalidad estadounidense —el papel especial que jugó Estados Unidos
durante décadas después de la Segunda Guerra Mundial, a medida que el alcance
de sus valores y poder lo convertía en un líder global y un ejemplo para el
mundo.
Hoy está liderando de una
manera diferente: al 28 de abril, más de un millón de estadounidenses tenían
casos confirmados de Covid-19 y al menos 56752 habían muerto a causa de éste,
más que en cualquier otra parte del mundo.
A medida que se despliega la
calamidad, el presidente Donald J. Trump y los gobernadores estatales no sólo
discuten sobre qué hacer, sino también sobre quién tiene la autoridad para
hacerlo. Trump ha fomentado protestas contra las medidas de seguridad recomendadas
por los asesores científicos, ha tergiversado información sobre el virus y
sobre la respuesta del gobierno casi a diario, y recientemente utilizó el virus
para suspender la emisión de “green cards” (permisos de residencia) a personas
que buscan emigrar a EE.UU..
“Estados Unidos no lo ha hecho
mal, lo ha hecho excepcionalmente mal”, aseveró Dominique Moïsi, politólogo y
asesor senior en el Institut Montaigne, con sede en París.
La pandemia ha expuesto las
fortalezas y debilidades de casi todas las sociedades, señaló Moïsi. Ha
demostrado la fuerza, y la supresión de la información, de un Estado chino
autoritario al imponer un cierre en la ciudad de Wuhan. Ha demostrado el valor
de la enorme fuente de confianza pública y espíritu colectivo de Alemania, aun
cuando ha subrayado la renuencia del país a asumir un papel fuerte y liderar
Europa.
Y en Estados Unidos, la
pandemia ha expuesto dos grandes debilidades que, en opinión de muchos
europeos, se han agravado una a la otra: el errático liderazgo de Trump, que ha
devaluado el expertise y a menudo se ha negado a seguir el consejo de sus
asesores científicos, y la ausencia de un sistema de salud pública robusto y
una red de seguridad social.
“Estados Unidos se preparó para la guerra
equivocada”, dijo Moïsi. “Se preparó para un nuevo 11 de septiembre, pero en
cambio llegó un virus”. “Esto plantea la pregunta: ¿se ha vuelto Estados Unidos
la clase de potencia equivocada con el tipo de prioridades equivocadas?”,
cuestionó.
Desde que Trump llegó a la
Casa Blanca, los europeos han tenido que acostumbrarse a la despreocupada
disposición del presidente a arriesgar alianzas de décadas y romper acuerdos
internacionales. Pero ésta es quizá la primera crisis global en más de un siglo
en la que nadie siquiera voltea a ver a EE.UU. en busca de liderazgo.
El país que ayudó a derrotar
al fascismo en Europa hace 75 años, y que defendió la democracia en el
continente en las décadas siguientes, está haciendo un peor trabajo para
proteger a sus propios ciudadanos en comparación con muchas autocracias y
democracias. Por el contrario, Alemania y Corea del Sur, ambos productos del
progresista liderazgo estadounidense de posguerra, se han convertido en
ejemplos potentes de las mejores prácticas en la crisis del coronavirus.
El contraste entre cómo
respondieron Estados Unidos y Alemania al virus es particularmente notable. Alemania
es elogiada por una respuesta casi como de libro de texto, al menos según los
estándares occidentales. Eso es gracias a un robusto sistema de salud pública,
pero también a una estrategia de pruebas masivas y un comprobado y eficaz
liderazgo político.
Trump, con prisa por reiniciar
la economía en un año electoral, ha nombrado a un panel de ejecutivos de
negocios para trazar un curso para salir del confinamiento. La Gran Depresión
dio origen al New Deal de Estados Unidos. Tal vez el coronavirus llevará al
país a adoptar una red de seguridad pública más fuerte y a desarrollar un
consenso nacional para una atención médica más accesible, sugirió Moïsi. “Los
sistemas socialdemócratas de Europa no sólo son más humanos, sino que nos dejan
mejor preparados y adaptados para enfrentar una crisis como ésta, en
comparación con el sistema capitalista más brutal de Estados Unidos”, afirmó.
© 2020 The New York Times
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