miércoles, 9 de septiembre de 2009

El Foro de Davos advirtió sobre la falta de confianza en el país

La Argentina mejoró tres puestos en el ranking, pero recibió fuertes críticas en lo institucional
La visión desde el exterior / Chile, Brasil y Uruguay, con mejor desempeño
Sobre 133 países relevados, la Argentina ocupa el puesto 85° en el ranking de competitividad que elabora anualmente el Foro Económico Mundial (WEF, por sus siglas en inglés) de Davos. La buena noticia es que el país subió tres puestos respecto de la edición anterior. La mala, que se sigue rezagando respecto de sus vecinos y que ocupa los últimos puestos en los indicadores relativos a calidad institucional y de eficiencia del mercado.
Algunos ejemplos son especialmente llamativos. La Argentina es el país con la confianza más baja del mundo en los estándares éticos de sus políticos. Sólo supera a tres países en cuanto al favoritismo que demuestran sus gobernantes hacia empresas e individuos con buenos contactos a la hora de otorgar contratos. Y si se evalúa la malversación de fondos públicos debido a la corrupción, sólo puede exhibir resultados mejores que los de nueve países: Burundi, Uganda, República Dominicana, Costa de Marfil, Camerún, Bolivia, Paraguay, Chad y Venezuela.
El informe, que incluye 110 indicadores parciales en los que combina datos objetivos con una encuesta de percepción entre empresarios de cada país, considera que el puesto 85° obtenido por la Argentina es "un resultado todavía decepcionante dadas las numerosas fortalezas competitivas del país y el importante crecimiento del PBI observado entre la gran crisis económica de 2001 y 2008". Entre las fortalezas, se destacan los puestos 18° en matrículas de escolarización primaria y 20° de terciaria, y el hecho de ocupar el puesto 21° entre los mayores mercados del mundo, además de mostrar un desempeño aceptable en los indicadores de salud pública.
"Hay una falta de confianza del sector privado argentino hacia el respeto de las reglas por parte del Gobierno. En general, predomina la idea de que no se puede confiar en el entorno de negocios del país, lo cual es un problema para inversores y para empresarios", dijo a LA NACION Irene Mia, economista senior del WEF y una de las autoras del informe. Añadió que otros problemas que atentan contra la competitividad argentina son la "rigidez del mercado laboral" y las dificultades para acceder al financiamiento.
La base de los indicadores subjetivos que componen el índice global de competitividad son, en el caso de la Argentina, un centenar de encuestas a altos ejecutivos de empresas medianas y grandes que operan en el país. Los investigadores debieron mandar cerca de mil cuestionarios porque la mayoría de los empresarios no querían opinar. "Hay cierto temor a contestar", contó la investigadora María Elina Gigaglia.
La Argentina es superada en el ranking general por la mayoría de sus vecinos. Brasil, que hace dos años ocupaba el puesto 72°, hoy está en el 56°. Mientras el país de Lula da Silva crecía 16 puestos, la Argentina está hoy en la misma ubicación que en 2007. Chile, en el puesto 30°, sigue liderando la región. Y Uruguay trepó 10 lugares en el último año para colocarse en el puesto 65°.
Salida de capitales
"La tendencia de las dos últimas administraciones de adoptar políticas discrecionales -afirma el reporte respecto de la Argentina-, incluido un reciente intento de aumentar los impuestos a las exportaciones agrarias, además de la nacionalización del sistema de jubilación privada, ha erosionado la confianza de los inversionistas locales y extranjeros, lo que ha dado origen a la creación de un mayor incentivo para la salida de capitales."
Además de los ya citados, hay otros indicadores que utilizó el WEF para cuestionar el marco institucional argentino. En la encuesta sobre la protección del derecho a la propiedad, los empresarios argentinos brindaron una de las notas más bajas (puesto 126°), detrás de países como Uganda, Albania y Burundi. Tampoco fue bueno el desempeño en los rankings de independencia judicial (120°), comportamiento ético de las empresas (120°), transparencia en la ejecución de políticas públicas (125°), despilfarro del gasto público (125°) y eficiencia del marco legal cuando alguien cuestiona una directiva gubernamental (131°).
A la hora de evaluar el mercado, los entrevistados colocaron a la Argentina entre los tres países cuyos impuestos ponen más límites al trabajo y la inversión. Además, sólo en Bulgaria, Venezuela y Zimbabwe consideran que sus políticas agropecuarias son peores que las argentinas.
El reporte del WEF recomienda a la Argentina "institucionalizar sólidas políticas fiscales, lograr un mayor respeto por el Estado de Derecho, liberalizar los mercados de factores y reducir la burocracia a fin de restaurar la confianza de los inversionistas en el Gobierno y el entorno empresarial".

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