Los motores del crecimiento se enfrían y lo sufre la economía argentina
Agro, construcción, bancos y automotrices, sectores claves en el crecimiento del PBI, enfrentan a un escenario complicado al que pocas industrias logran escapar. La baja del consumo, pilar de la economía, agrava más el contexto. Los expertos anticipan qué puede pasar en los próximos meses
Los motores de la economía comienzan a crecer a un ritmo más lento y los obstáculos que debe superar cada sector ponen en estado de alerta a empresarios y economistas.
El antes y el después quedó fijado a partir del paro del campo, que aún no encuentra el camino del diálogo con el Gobierno que le permita proyectar sus próximas campañas. Al mismo tiempo:
El consumo empezó a dar señales de retracciónlos bancos no logran abaratar el costo de los préstamos y su principal fuente de ingresos, el financiamiento de las compras, comienza a encontrar un techo
la construcción encuentra cierta saturación en el segmento premium y aún no están las condiciones dadas para que la clase media pueda acceder a una nueva vivienda, algo que sería la panacea para que el sector siga creciendo como lo hizo hasta ahora
las automotrices enfrentan un panorama gremial complicado y la suba en los costos laborales que se ha venido registrando le ha restado competitividad frente a Brasil, principal destino de los envíos.
En conjunto, los cuatro sectores aportan más del 25% del Producto Bruto Interno (PBI):
9% la ganadería, agricultura, silvicultira y caza
6,1% la construcción
5,2% la automotriz
4,8% los bancos
Los economistas estiman que todos los sectores sufrirán las consecuencias de la inflación y la falta de inversiones. Las proyecciones de crecimiento del PBI fueron levemente corregidas y hay coincidencia en que será difícil sobreponerse al deterioro político y económico de los últimos días.
El agro, la bisagraLas decisión de parar el país por más de 20 días tuvo, más allá de la economía, incidencia en la percepción del Gobierno en la sociedad. Y esto se trasladó a las expectativas, que comienzan a preocupar.
Según Aldo Abram, titular de la consultora Exante, la situación que se vive con el campo tiene otras consecuencias más alla de las económicas, especialmente políticas. La consultora proyecta un crecimiento de 7,8% para este año. En sus estimaciones atenúa el impacto negativo del paro agropecuario con un escenario internacional desfavorable que no afectará tanto este año como era de esperar, sino el próximo.
“Las modificaciones de crecimiento sí llegarán para 2009, porque ahí impactará la desmejora del escenario internacional y se juntará con el desgaste de la confianza en el gobierno que afecta las decisiones de consumo y de inversión”, agregó el economista.
Por otro lado, en lo que respecta al agro, hay que tener en cuenta que la producción de cereales y oleaginosos en los últimos ocho años dio un gran salto y la frontera agrícola se expandió de 20 millones de hectáreas a más de 30 millones en la campaña 2006/07.
En ese período su contribución a la economía fue clave a través de las retenciones, que hoy se convirtieron en el eje de la discordia entre el sector y el Gobierno.
La ganadería
En cuanto a la ganadería, según la consultora Econométrica la expansión de la frontera agrícola demandó tierras adicionales que se restaron al sector, que llegaron a las 6 millones de hectáreas entre 1996 y 2005. Pero ello no impidió un leve aumento del stock ganadero y de la producción de leche, que pasó en los últimos 15 años de 6.000 millones a 10.000 millones de litros.
“Hoy este comportamiento tan exitoso en el 2004/08 está siendo amenazado por realidades que no tuvieron vigencia en los cinco años previos”, añadió Mario Brodersohn, de Econométrica. La explicación se basa en tres puntos:
Primero, la euforia económica del mundo globalizado está siendo reemplazada por la actual crisis en los mercados financieros y por la amenaza de recesión en los Estados Unidos
Segundo, cada vez le resultará más difícil al Gobierno ocultar debajo de la alfombra distorsiones de precios relativos
Tercero, las encuestas de opinión señalan por primera vez un deterioro en la imagen positiva del Gobierno
Parate en el consumo
La retracción del consumo es uno de los problemas más preocupantes para la economía, teniendo en cuenta que casi un 80% del crecimiento local se apalancó en las compras de los consumidores y el incremento incesante de la demanda.
Según Federico Bragognolo, de la consultora Econviews, el principal desafío pasa por evitar el desaceleramiento, que ya se está dando debido a una inflación que crece más que los salarios.
“Teniendo en cuenta que el consumo es el pilar de crecimiento de la economía argentina, la situación actual enciende una luz de alerta”, explicó.
En este sentido, tanto bancos como construcción se verán afectados directamente en las proyecciones de los próximos meses si la situación no se revierte y si la inflación sigue afectando el poder adquisitivo de las clases sociales.
Según Jorge Todesca, titular de Finsoport, se observa una dinámica un poco menor tanto en préstamos personales como prendarios, descontando la situación de los hipotecarios que desde hace tiempo están limitados y actualmente no están dadas las condiciones para que logren evolucionar.
Abram, en tanto, estimó que los bancos irán sintiendo los efectos de la crisis y el crecimiento del crédito encontrará cada vez más dificultades. “Los depósitos también se están desacelerando porque es claro que un contexto interno y externo menos favorable, influye en la decisión de los tomadores y desincentiva la inversión y el consumo”, agregó el analista.
La construcción
Respecto a la construcción hay diferentes visiones. Por un lado, una desaceleramiento que tiene que ver con la falta de financiamiento, muy necesario teniendo en cuenta que se considera una de las alternativas más aptas para un inversor medio que no accede al mercado de capitales o que no quiere tomar riesgo.
“Hay una situación ambigua donde la oferta se expande en unidades reducidas, de uno o dos ambientes, pero pocas personas de clase media pueden adquirirlas”, explicó Todesca.
Abram sostuvo que gran parte del crecimiento que tuvo el sector hasta el momento está vinculado con los ahorros que mantenía la gente del pasado. Ahora, pasada esa etapa, se espera una evolución menor porque a la liquidación de los ahorros se suma que la oferta está concentrada en el mercado de tipo premium y hay que ver cuanta demanda queda para ese tipo de viviendas.
“En realidad la construcción está basada en una demanda muy limitada que se desacelera y el sector publico que intenta sostenerlo con inversiones, recurso que también le resulta cada vez más limitado”, agregó Abram.
Y Bragagnolo manifestó que si bien la construcción se viene desacelerando, porque se llegó a un límite especialmente en los edificios de lujo y por la ausencia del crédito hipotecario, la misma incertidumbre podría darle un impulso porque con plazos fijos que dan un 8,5%, los ladrillos siguen siendo una buena opción.
Proyectos sobre ruedas
El automotriz es uno de los sectores más “volátiles” y por eso más difícil para hacer proyecciones. Los expertos sostienen que será uno de los motores de la economía que menos sienta las consecuencias del desaceleramiento que se está viviendo, porque aunque está ligado al consumo interno puede seguir apalancándose en las exportaciones.
Además, el crecimiento puede corregirse y ser menor al de 2007, pero igual será importante. Por el momento, según datos de ACARA, en el acumulado del año se registró un crecimiento del 9% con respecto al año anterior y se vislumbra una meta cercana a las 620 unidades para fines de 2008.
“El nuestro es un sector muy sensible, a los feriados, a las vacaciones, a los ruidos políticos y financieros. De ahí que se advierte en el corriente mes un cuadro de desaceleración de la demanda, que responde a la intención de "esperar hasta que aclare"”, señalo el titular de Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), Dante Alvarez, a Infobae.com.
Alvarez explicó además que la industria se vio en parte afectada por el conflicto que se originó en las Aduanas de Brasil, que demoró algunos planes de entrega, y añadió que proyecta “un mayor nivel de ventas que el año anterior, pero sin duda que se registrará una desaceleración en la tasa de crecimiento”.
En este sentido, hay dos riesgos que pueden afectar la actividad, a pesar de los pronósticos positivos de los primeros meses.
Por un lado, tal como explicó Bragagnolo, una baja fuerte del consumo impactará en la demanda; y por el otro, aparece la pérdida de competitividad. “En lo que se refiere a vehículos nuevos las previsiones se mantienen, pero el sector puede verse afectado por el tema salarios, ya que SMATA está pidiendo incrementos superiores a lo esperado que era 20%, para llegar al 30% aproximadamente”, explicó Todesca.
Además la industria en general tendrá que enfrentar las restricciones energéticas que se aproximan en el invierno, y como advierten en Econviews, este será el gran desafío para las empresas.
Más allá de la crisis
Para Abram, el escenario actual deja sus secuelas en todos los sectores. “Hasta el paro del campo especulaba con el agro como uno de los de mejor perspectiva, pero con este golpe no habrá un sostén para las inversiones y el problema es que en cierta forma depende de demanda interna entonces puede sufrirlo”, agregó.
Todesca destacó el caso de los metales básicos y dejando de lado los problemas de competitividad, mencionó al automotriz por su capacidad ociosa.
De todos modos, los expertos coinciden en que el escenario actual presenta alteraciones y es difícil que algún sector escape a ellas. Además, las expectativas son clave en las proyecciones a futuro y en un contexto incierto es difícil pensar en los próximos meses.
© infobaeprofesional.com
Agro, construcción, bancos y automotrices, sectores claves en el crecimiento del PBI, enfrentan a un escenario complicado al que pocas industrias logran escapar. La baja del consumo, pilar de la economía, agrava más el contexto. Los expertos anticipan qué puede pasar en los próximos meses
Los motores de la economía comienzan a crecer a un ritmo más lento y los obstáculos que debe superar cada sector ponen en estado de alerta a empresarios y economistas.
El antes y el después quedó fijado a partir del paro del campo, que aún no encuentra el camino del diálogo con el Gobierno que le permita proyectar sus próximas campañas. Al mismo tiempo:
El consumo empezó a dar señales de retracciónlos bancos no logran abaratar el costo de los préstamos y su principal fuente de ingresos, el financiamiento de las compras, comienza a encontrar un techo
la construcción encuentra cierta saturación en el segmento premium y aún no están las condiciones dadas para que la clase media pueda acceder a una nueva vivienda, algo que sería la panacea para que el sector siga creciendo como lo hizo hasta ahora
las automotrices enfrentan un panorama gremial complicado y la suba en los costos laborales que se ha venido registrando le ha restado competitividad frente a Brasil, principal destino de los envíos.
En conjunto, los cuatro sectores aportan más del 25% del Producto Bruto Interno (PBI):
9% la ganadería, agricultura, silvicultira y caza
6,1% la construcción
5,2% la automotriz
4,8% los bancos
Los economistas estiman que todos los sectores sufrirán las consecuencias de la inflación y la falta de inversiones. Las proyecciones de crecimiento del PBI fueron levemente corregidas y hay coincidencia en que será difícil sobreponerse al deterioro político y económico de los últimos días.
El agro, la bisagraLas decisión de parar el país por más de 20 días tuvo, más allá de la economía, incidencia en la percepción del Gobierno en la sociedad. Y esto se trasladó a las expectativas, que comienzan a preocupar.
Según Aldo Abram, titular de la consultora Exante, la situación que se vive con el campo tiene otras consecuencias más alla de las económicas, especialmente políticas. La consultora proyecta un crecimiento de 7,8% para este año. En sus estimaciones atenúa el impacto negativo del paro agropecuario con un escenario internacional desfavorable que no afectará tanto este año como era de esperar, sino el próximo.
“Las modificaciones de crecimiento sí llegarán para 2009, porque ahí impactará la desmejora del escenario internacional y se juntará con el desgaste de la confianza en el gobierno que afecta las decisiones de consumo y de inversión”, agregó el economista.
Por otro lado, en lo que respecta al agro, hay que tener en cuenta que la producción de cereales y oleaginosos en los últimos ocho años dio un gran salto y la frontera agrícola se expandió de 20 millones de hectáreas a más de 30 millones en la campaña 2006/07.
En ese período su contribución a la economía fue clave a través de las retenciones, que hoy se convirtieron en el eje de la discordia entre el sector y el Gobierno.
La ganadería
En cuanto a la ganadería, según la consultora Econométrica la expansión de la frontera agrícola demandó tierras adicionales que se restaron al sector, que llegaron a las 6 millones de hectáreas entre 1996 y 2005. Pero ello no impidió un leve aumento del stock ganadero y de la producción de leche, que pasó en los últimos 15 años de 6.000 millones a 10.000 millones de litros.
“Hoy este comportamiento tan exitoso en el 2004/08 está siendo amenazado por realidades que no tuvieron vigencia en los cinco años previos”, añadió Mario Brodersohn, de Econométrica. La explicación se basa en tres puntos:
Primero, la euforia económica del mundo globalizado está siendo reemplazada por la actual crisis en los mercados financieros y por la amenaza de recesión en los Estados Unidos
Segundo, cada vez le resultará más difícil al Gobierno ocultar debajo de la alfombra distorsiones de precios relativos
Tercero, las encuestas de opinión señalan por primera vez un deterioro en la imagen positiva del Gobierno
Parate en el consumo
La retracción del consumo es uno de los problemas más preocupantes para la economía, teniendo en cuenta que casi un 80% del crecimiento local se apalancó en las compras de los consumidores y el incremento incesante de la demanda.
Según Federico Bragognolo, de la consultora Econviews, el principal desafío pasa por evitar el desaceleramiento, que ya se está dando debido a una inflación que crece más que los salarios.
“Teniendo en cuenta que el consumo es el pilar de crecimiento de la economía argentina, la situación actual enciende una luz de alerta”, explicó.
En este sentido, tanto bancos como construcción se verán afectados directamente en las proyecciones de los próximos meses si la situación no se revierte y si la inflación sigue afectando el poder adquisitivo de las clases sociales.
Según Jorge Todesca, titular de Finsoport, se observa una dinámica un poco menor tanto en préstamos personales como prendarios, descontando la situación de los hipotecarios que desde hace tiempo están limitados y actualmente no están dadas las condiciones para que logren evolucionar.
Abram, en tanto, estimó que los bancos irán sintiendo los efectos de la crisis y el crecimiento del crédito encontrará cada vez más dificultades. “Los depósitos también se están desacelerando porque es claro que un contexto interno y externo menos favorable, influye en la decisión de los tomadores y desincentiva la inversión y el consumo”, agregó el analista.
La construcción
Respecto a la construcción hay diferentes visiones. Por un lado, una desaceleramiento que tiene que ver con la falta de financiamiento, muy necesario teniendo en cuenta que se considera una de las alternativas más aptas para un inversor medio que no accede al mercado de capitales o que no quiere tomar riesgo.
“Hay una situación ambigua donde la oferta se expande en unidades reducidas, de uno o dos ambientes, pero pocas personas de clase media pueden adquirirlas”, explicó Todesca.
Abram sostuvo que gran parte del crecimiento que tuvo el sector hasta el momento está vinculado con los ahorros que mantenía la gente del pasado. Ahora, pasada esa etapa, se espera una evolución menor porque a la liquidación de los ahorros se suma que la oferta está concentrada en el mercado de tipo premium y hay que ver cuanta demanda queda para ese tipo de viviendas.
“En realidad la construcción está basada en una demanda muy limitada que se desacelera y el sector publico que intenta sostenerlo con inversiones, recurso que también le resulta cada vez más limitado”, agregó Abram.
Y Bragagnolo manifestó que si bien la construcción se viene desacelerando, porque se llegó a un límite especialmente en los edificios de lujo y por la ausencia del crédito hipotecario, la misma incertidumbre podría darle un impulso porque con plazos fijos que dan un 8,5%, los ladrillos siguen siendo una buena opción.
Proyectos sobre ruedas
El automotriz es uno de los sectores más “volátiles” y por eso más difícil para hacer proyecciones. Los expertos sostienen que será uno de los motores de la economía que menos sienta las consecuencias del desaceleramiento que se está viviendo, porque aunque está ligado al consumo interno puede seguir apalancándose en las exportaciones.
Además, el crecimiento puede corregirse y ser menor al de 2007, pero igual será importante. Por el momento, según datos de ACARA, en el acumulado del año se registró un crecimiento del 9% con respecto al año anterior y se vislumbra una meta cercana a las 620 unidades para fines de 2008.
“El nuestro es un sector muy sensible, a los feriados, a las vacaciones, a los ruidos políticos y financieros. De ahí que se advierte en el corriente mes un cuadro de desaceleración de la demanda, que responde a la intención de "esperar hasta que aclare"”, señalo el titular de Asociación de Concesionarios de Automotores de la República Argentina (ACARA), Dante Alvarez, a Infobae.com.
Alvarez explicó además que la industria se vio en parte afectada por el conflicto que se originó en las Aduanas de Brasil, que demoró algunos planes de entrega, y añadió que proyecta “un mayor nivel de ventas que el año anterior, pero sin duda que se registrará una desaceleración en la tasa de crecimiento”.
En este sentido, hay dos riesgos que pueden afectar la actividad, a pesar de los pronósticos positivos de los primeros meses.
Por un lado, tal como explicó Bragagnolo, una baja fuerte del consumo impactará en la demanda; y por el otro, aparece la pérdida de competitividad. “En lo que se refiere a vehículos nuevos las previsiones se mantienen, pero el sector puede verse afectado por el tema salarios, ya que SMATA está pidiendo incrementos superiores a lo esperado que era 20%, para llegar al 30% aproximadamente”, explicó Todesca.
Además la industria en general tendrá que enfrentar las restricciones energéticas que se aproximan en el invierno, y como advierten en Econviews, este será el gran desafío para las empresas.
Más allá de la crisis
Para Abram, el escenario actual deja sus secuelas en todos los sectores. “Hasta el paro del campo especulaba con el agro como uno de los de mejor perspectiva, pero con este golpe no habrá un sostén para las inversiones y el problema es que en cierta forma depende de demanda interna entonces puede sufrirlo”, agregó.
Todesca destacó el caso de los metales básicos y dejando de lado los problemas de competitividad, mencionó al automotriz por su capacidad ociosa.
De todos modos, los expertos coinciden en que el escenario actual presenta alteraciones y es difícil que algún sector escape a ellas. Además, las expectativas son clave en las proyecciones a futuro y en un contexto incierto es difícil pensar en los próximos meses.
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