domingo, 11 de octubre de 2009

América Latina y la Globalización 2.0

Uruguay: Mujica sigue el ejemplo de Lula, apostando a la estrategia de largo plazo
Rumbo claro. Uruguay encuentra en la continuidad de las políticas de Tabaré y la cercanía con Brasil llaves para avanzar en su modernización económica. Por: Jorge Castro
Esta semana, el senador José Mujica, candidato del Frente Amplio y probablemente el próximo presidente de Uruguay, señaló en Buenos Aires que la prioridad de su gobierno será aumentar la inversión, ante todo de las empresas transnacionales (inversión extranjera directa / IED). Para eso, agregó, "más importante que la seguridad jurídica, siempre frágil y volátil en América latina, es la seguridad política (...) la certidumbre de que el rumbo de largo plazo del país es firme e irreversible". Tras la crisis global, el rumbo de la región está firme y establecido: Brasil con Lula; Uruguay con Tabaré Vázquez y quizás José Mujica; y Chile con Michelle Bachelet.
Esto tiene lugar cuando la crisis mundial ha sido resuelta y surge una nueva estructura de poder (EE.UU./China/G-20) y una nueva forma de acumulación global, fundada en la alta innovación tecnológica y el aumento de la productividad. Frente a esta realidad poscrisis, los países del mundo, y en especial los de América del Sur que han mantenido su rumbo, se insertan en ella, en su doble dimensión política y económica.Esto último implica que cada país y región procura encontrar un nicho propio dentro de la nueva estructura de acumulación, a través de un esfuerzo sistemático de especialización en alguna actividad productiva de alto nivel tecnológico.
La nueva fase de acumulación global es consecuencia de que el capitalismo ha completado el proceso de integración de los países emergentes, encabezados por China, con la frontera del sistema (EE. UU.), que comenzó en 1991. Frente a esta integración, no hay país grande en el mundo de hoy. Todos son pequeños, ante todo en términos productivos. Por eso la búsqueda de nichos y la ineludible especialización.El núcleo estructural de la nueva fase de acumulación es el sistema transnacional de producción, cuyos actores son las 76.000 empresas transnacionales, y la IED, su principal medio de acción. Antes de 1991, la proporción IED/PBI en China estaba por debajo del promedio mundial (2.1%); a partir de entonces lo dobló (4.3%); y en la primera década del siglo XXI lo triplicó (7.8%). China es hoy el país que atrae más IED y la principal plataforma de producción transnacional, después de EE. UU.
En 1991, Deng Xiaoping volcó el régimen definitivamente a la globalización y estableció como prioridad estratégica la atracción de inversión transnacional. Son 32 años de vuelco sistemático al capitalismo. Esta es la fuente de la seguridad política con que China atrae a las empresas transnacionales.Las instituciones -dice Douglas C. North-, son las reglas de juego, formales e informales, dentro de las cuales se desarrolla el proceso político, la dialéctica de conflicto y cooperación que despliegan los actores sociales, políticos y económicos, nacionales e internacionales.
Esas instituciones son el resultado de un proceso histórico, esto es, político. Hay una relación de causalidad dialéctica entre proceso político e instituciones: el Parlamento británico es obra de la Guerra Civil (1640), la dictadura de Oliver Cromwell y la ejecución de Carlos I. Por eso la seguridad política, que reclama José Mujica, es previa y más relevante que la seguridad jurídica; y las "políticas de Estado" son transformaciones de fondo, de largo plazo, ejecutadas por sucesivos gobiernos, o son cáscaras vacías, retóricas. Las crisis políticas de los países de la región se desarrollan dentro de esta nueva estructura global, de poder y acumulación. En la etapa previa, las crisis políticas se resolvían exclusivamente en forma interna, como es propio de los países aislados. Ahora se resuelven a través de la incorporación al rumbo de la región, o por el contrario se profundizan, hasta el extremo de la exasperación.

No hay comentarios: