sábado, 25 de abril de 2020

JUAN CARLOS DE PABLO: LA ECONOMÍA SE PUEDE LLEVAR PUESTOS A LOS FUNCIONARIOS


LA NACION. 23 de abril de 2020
 
Si los gobiernos pudieran determinar la evolución económica de los países, no habría crisis. Cuando los funcionarios creen que vía decretos, resoluciones, prohibiciones, subsidios, emisión monetaria, etc., lo pueden lograr, y actúan en consecuencia, los habitantes tenemos dos problemas: lo que ocasionó la crisis y el gobierno de turno.

En breve, el presidente de la Nación tendrá que tomar una difícil decisión: cuánto de la cuarentena dispuesta hasta ahora seguirá de aquí en adelante y durante cuánto tiempo. La cuestión, entonces, no es cuarentena sí o no, sino cuánta y durante qué lapso.

Con el tamaño que en nuestro país tiene la economía informal, con el impacto que sobre los bolsillos de los argentinos tuvo y tiene la paralización a la que estamos sometidos, por entendibles razones sanitarias, el peor error que pueden cometer los funcionarios es pensar que la población obedecerá de manera estricta cualquier extensión de la cuarentena en las condiciones que disponga el Poder Ejecutivo.

No puede esperarse, de un ser humano que se quedó en su casa, que muera en su domicilio porque obedece la cuarentena, pero no tiene cómo comprar alimentos o pagar otros gastos esenciales. Salta el cerco, a lo que venga.

No estoy invitando a la población a delinquir, estoy diciéndole al Gobierno que entienda que el conflicto entre salud y economía es cuantitativo. El Presidente tiene que ser exigente, con los infectólogos y con su equipo económico, para que tanto unos como otros diseñen e implementen todas las iniciativas que reduzcan el conflicto.

Por razones entendibles, en las decisiones presidenciales por ahora los primeros tienen las de ganar. Pero si los segundos no se mueven, temo que el salto del cerco sea creciente y, si esto ocurre, será imposible pararlo.

Quienes piensen que se puede emitir mucho dinero, pero que esto no genera inflación porque los precios están congelados, sencillamente no piensan; quienes piensen que los subsidios generalizados a las empresas, a los informales, etc., pueden ser un buen sustituto del funcionamiento económico, tampoco piensan. Y mucho menos piensan quienes creen que lo que puede ser aceptable durante una emergencia servirá para siempre porque estamos inventando una nueva teoría económica.

La economía no es una planilla de Excel; es la base material de la vida humana. Los funcionarios no pueden pretender que los seres humanos ajustemos nuestro comportamiento a sus velocidades.

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