El profesor de la Universidad
de Chicago, el primero que alertó sobre el ascenso de Beijing, advirtió que esa
rivalidad se trasladará a la región.
Leandro Dario Subeditor de Internacionales
Diario Perfil.
John Mearsheimer advierte de
una posible guerra EE.UU. - China en 2021. FOTO: GENTILEZA J.M. NOTICIAS
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Chengdu China habla de "escalada de tensiones sin precedentes" con
Estados Unidos John Mearsheimer es uno de los tres internacionalistas vivos más
importantes del mundo, junto a Henry Kissinger y Joseph Nye.
El profesor de la Universidad
de Chicago vaticinó en 2001, casi en soledad, que el ascenso de China
implicaría una competencia estratégica con los Estados Unidos por la supremacía
internacional. Por ese entonces, muy pocos lo tomaron en serio. El orden
internacional liberal, la híper globalización y el “engagement” (el fomento de
la participación de China en instituciones internacionales como la Organización
Mundial del Comercio) eran rocas macizas que parecían inexpugnables.
Mearsheimer dice que algunos,
incluso, se atrevieron a llamarlo loco. Pero los años le dieron la razón al
Neorrealista Ofensivo más famoso del mundo, autor de libros como The Great
Delusion: Liberal Dreams and International Realities y The Tragedy of Great
Power Politics.
En una entrevista exclusiva,
Mearsheimer repasó punto por punto los temas más trascendentes de la política
internacional: la disputa entre Washington y Beijing; cómo impactará esa
rivalidad en América Latina; cuál será el rol de Rusia; y qué consejos de
política exterior sugiere a la Argentina. El académico culpa a la élite de la
política exterior estadounidense, a la que define como “idiota”, por alimentar
el crecimiento de su competidor. “China tiene interés en ocasionar problemas de
seguridad a Estados Unidos en el Hemisferio Occidental para que tenga que enfocarse
en su propio patio trasero y no pueda poner toda su atención en Asia o en la
propia China”, asegura, sentado frente a la biblioteca de su casa, secundado
por un Napoleón en miniatura, una matrioshka rusa y muchos, muchos libros.
—En una entrevista con “Nikkei
Asian Review”, usted dijo que China intentará dominar el este de Asia, de una
manera similar a la de Estados Unidos en el Hemisferio Occidental. ¿Intentará
Beijing socavar la hegemonía de Washington en las Américas?
—Creo que el principal
objetivo de China será establecer hegemonía en Asia. Después de hacerlo,
incursionará en el Hemisferio Occidental de una manera seria. Mucha gente nunca
se pregunta por qué Estados Unidos está inmiscuyéndose en todo el planeta,
interfiriendo en la política de todos los países. La respuesta es que está tan
seguro en el Hemisferio Occidental, su superioridad es tan clara, que es libre
de interferir en la política de otros países en todo el globo. Eso es algo que
China no quiere. Lo que quiere es que EE.UU. tenga que enfocar un montón de su
atención en Sudamérica y América Central para que no pueda hacerlo en la
política china.
—¿En qué países de Sudamérica
o América Central intentará China interferir?
—China tendrá una mentalidad
abierta al relacionarse con países del Hemisferio Occidental. Obviamente
Venezuela y Cuba son sus socios naturales. Pero imagino que hará un gran
esfuerzo por tener una buena relación con Canadá y México, y con Brasil y
Argentina.
—¿Cree que la competencia
entre Estados Unidos y China puede culminar en una guerra?
—Es una posibilidad real. No
creo que sea inevitable. Hay que recordar que Estados Unidos y la Unión
Soviética tuvieron una intensa competición de seguridad durante 45 años en la
Guerra Fría. Y estuvieron cerca de enfrentarse en la crisis de los misiles
cubanos. Pero nunca hubo una guerra caliente en la que estuvieran directamente
involucrados. Hubo guerras a través de proxies. Es posible que tengamos una
competición de seguridad entre Estados Unidos y China que dure décadas y que no
haya una guerra. Y esperemos que ese sea el caso. Pero es posible que haya un
conflicto armado, mucho más entre EE.UU y China que entre EE.UU. y la URSS en
la Guerra Fría. Y eso es por razones geográficas. En gran parte, era muy
difícil una guerra con la Unión Soviética porque el principal punto en
conflicto estaba en Europa Central. Una guerra allí hubiera sido catastrófica.
Y por eso, fue casi imposible que sucediera. Si ves la geografía en Asia, los
puntos significativos de competición son el Mar del Sur de China, el Mar de
China Oriental, Taiwán, y la península coreana. Allí es más fácil imaginar una
guerra limitada entre China y Estados Unidos. No me sorprendería si se
involucraran en un conflicto armado en algún momento del año que viene. No digo
que sea probable que suceda, digo que es un escenario posible, porque
implicaría una guerra en el agua que no llevaría a una escalada automática.
Sería una guerra limitada. En la Guerra Fría era casi imposible imaginar esos
conflictos limitados porque mucha de la competición entre Estados Unidos y la
Unión Soviética se centraba en Europa Central, donde tenías gigantescos
ejércitos armados hasta los dientes con miles de armas nucleares luchando en
uno de los lugares más densamente poblados del planeta.
—¿Qué debería hacer la Casa
Blanca para ganar esta competencia con China?
—Estados Unidos básicamente
tiene que formar una coalición balanceadora para contener a China, muy parecida
a lo que hizo en la Guerra Fría para contener a la Unión Soviética. Necesita
una alianza militar en Asia similar a la OTAN para contener el ascenso de
China. La administración de Donald Trump hizo un trabajo pésimo al tratar que
nuestros aliados se integrasen en una formidable alianza militar. La segunda
cosa que EE.UU. tiene que hacer, y Trump lo está tratando, es desacelerar el
crecimiento de China y asegurarse que no se transforme en el país dominante del
mundo en las tecnologías más sofisticadas. Los chinos dejan hoy muy claro que
ellos intentan no sólo desafiar, sino también derrotar a EE.UU. en Inteligencia
Artificial, 5G, etc. Tenemos que contener a China con una coalición
balanceadora y derrotarla en el frente económico y tecnológico.
—¿Cambiará la política
exterior si gana Joe Biden las elecciones en noviembre?
—Si Joe Biden se convierte en
presidente, Estados Unidos continuará tratando a China como un peligroso rival
e impulsando políticas para contenerla. El pivot hacia Asia, que es cuando
EE.UU. comenzó a pensar seriamente en contener a China, ocurrió en 2011 cuando
Barack Obama era presidente y Hillary Clinton secretaria de Estado. Los
demócratas consideran a China como una amenaza seria que debe ser contenida. En
ese sentido, no veremos demasiados cambios. Sí habrá cambios positivos en la
relación con los aliados asiáticos. Biden hará un mejor trabajo a la hora de
tratar con ellos. El único interrogante interesante es qué hará en el frente
económico y comercial. Ahí creo que hará menos ruido, habrá una retórica menos
caliente, pero, sin embargo, Biden se esforzará mucho más que Trump para
desacelerar el crecimiento económico chino y fomentar el estadounidense.
—En el artículo “Bound to
Fail: The Rise and Fall of the Liberal International Order” usted escribió:
“Una intensa competición de seguridad de China y Estados Unidos será el tema
central de la política internacional en el siglo XXI”. ¿Qué alianza militar
podría formar China para enfrentar a Washington?
—Es probable que los chinos
construyan un sistema de alianza militar en Asia para contrarrestar la alianza
estadounidense. Habrá un puñado de países en esa alianza, entre ellos Corea del
Norte, Camboya, Laos y Pakistán. Está la duda de si Myanmar estará con los
chinos. Creo que hay una gran chance. Y más importante aún: ¿qué pasará con los
rusos? Hoy están bastante cercanos y aliados a China. Creo que con el paso del
tiempo, Estados Unidos hará un gran esfuerzo por desvincular a Rusia de China y
por tenerla en su coalición balanceadora. Pero esa claramente no es la
situación hoy.
—Vladimir Putin parece ser un
gran estratega geopolítico. ¿Qué incentivos tendría para jugar del lado
estadounidense?
—No hay dudas que Putin es un
estratega brillante. Y creo que él por un largo tiempo quiso tener una mejor
relación con Estados Unidos. Pero por la expansión de la OTAN y de la Unión
Europea y por la Revolución de los Colores en Europa del Este (Revolución
Naranja en Ucrania), Occidente envenenó la relación con Rusia. De hecho, los
hemos empujado a los brazos de los chinos. El interés de Estados Unidos es
tener a Rusia como aliada en contra de China. ¿Qué deberían hacer los rusos?
Creo que la estrategia más inteligente es no estar aliados firmemente ni con
EE.UU. ni con China, tratar de quedarse al margen y no involucrarse demasiado
en una competencia por la seguridad ni en una guerra entre Beijing y
Washington, si se declarase alguna. Por estupidez, los estadounidenses
empujamos a los rusos hacia los chinos. Pero al mismo tiempo, creo que los
rusos están nerviosos con ir demasiado lejos y meterse de lleno en la cama con
Beijing. Lo que en definitiva intentarán hacer es tener buena relación con
Beijing, especialmente por la hostilidad entre Occidente y Rusia. Pero al mismo
tiempo no acercarse demasiado. Porque no quieren alienar a Occidente y Estados
Unidos más de lo que tienen que hacerlo. La cuestión clave sobre qué hará Rusia
en el futuro estará en función de cuán poderosa se convierta China. Si China
sigue creciendo económicamente de una manera impresionante, creo que los rusos
se aliarán con EEUU. Comparten fronteras con China. Casi fueron a la guerra en
1969. Tienen muchas razones para temer. Al mismo tiempo, Estados Unidos estará
en apuros por contener a esta China en ascenso y necesitará toda la ayuda que
pueda conseguir. Y eso conducirá a formar una alianza con los rusos.
—Muchos analistas sostienen
que Estados Unidos intenta desacoplar su economía de China. ¿Qué cooperación
económica cree que habrá en el futuro entre los dos países?
—Obviamente ha habido una
enorme cooperación económica entre Estados Unidos y China en las últimas
décadas. De hecho, EE.UU. ha jugado un rol clave en ayudar a China a crecer
económicamente. En cambio, ahora está aminorando, sino retrotrayendo, mucha de
esa relación económica. Estados Unidos y China no serán tan económicamente
interdependientes en diez años como lo son hoy. No hay dudas. Washington
intentará desvincularse de las actuales cadenas de suministro y ser menos
dependiente económicamente de Beijing. Sin embargo, todavía habrá una enorme
cantidad de intercambio económico entre los dos y, también, entre China y sus
rivales del Este asiático, países como Japón, Corea del Sur, Australia y
Filipinas. No hay manera que se termine todo eso. En el futuro, la situación en
el este asiático será análoga o similar a la de Europa antes de la Primera
Guerra Mundial. En ese entonces, había en Europa una significativa competición
de seguridad. Tenías la Triple Entente, Francia, Reino Unido y Rusia, contra la
Triple Alianza, Alemania, el Imperio Austro Húngaro e Italia. Y esta intensa
competición por seguridad llevó a la Primera Guerra Mundial en agosto de 1914.
Al mismo tiempo, había una enorme cantidad de intercambios económicos entre los
principales jugadores. En el futuro, en el este asiático habrá bastante
intercambio y, al mismo tiempo, una intensa competencia de seguridad.
-Los consejos a la Argentina
¿Qué le recomendaría John Mearsheimer al Gobierno de Argentina para lidiar con
la creciente rivalidad y hostilidad entre China y Estados Unidos?
-“Creo que lo principal que
Argentina debiera hacer es asegurarse de no involucrarse militarmente con
China. Porque eso la dejaría atrapadoa entre Estados unidos y China”, asegura
el académico, crítico del aventurismo militar de su país y de las “guerras
eternas” en Irak y Afganistán. Planteado ante ese escenario hipotético, Mearsheimer
no duda: “Estados Unidos haría un enorme esfuerzo para forzar a Argentina a
romper su relación militar con China”. “Lo que Argentina debiera hacer es
esforzarse por tener fuertes relaciones económicas tanto con China como con
Estados Unidos. Sacar ventajas de esos dos países en el mejor de los sentidos y
usar sus relaciones para que crezca la economía”, agrega. Su receta es clara:
mantenerse lejos de la competición militar entre las dos superpotencias y, al
mismo tiempo, maximizar el intercambio económico con ambos. En tanto,
Mearsheimer no cree que la Estación Espacial china en Neuquén sea un eventual
blanco en un conflicto armado con EE.UU. “Si hubiese una gran base naval china
en Argentina, ese sería el blanco”, asegura el prestigioso académico. (Fuente www.perfil.com).
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